El reparto en la coparticipación dejó a Mendoza entre las provincias que menos reciben en el país en proporción a la cantidad de habitantes y esa falta de recursos impacta directamente en las obras que podrían ponerse en marcha.
Sin ir muy lejos, en la provincia se podrían haber construido dos diques como Portezuelo del Viento, mil escuelas o veinte mil casas. El cálculo rápido surge comparando lo que ingresa a las arcas provinciales por coparticipación y lo que recibe San Juan, la octava más favorecida en el reparto nacional, y con menos de la mitad de habitantes que Mendoza.
Si el reparto de fondos de Nación fuera igual entre ambas provincias, el Ejecutivo mendocino contaría con 57 mil millones de pesos extra.
Mientras Mendoza, con dos millones de habitantes, recibió el año pasado 47.784 millones de pesos en concepto de coparticipación, a San Juan, cuya población es de algo más 750 mil personas, llegaron 41.306 millones de pesos, según datos publicados en la página del Ministerio de Economía de la Nación correspondientes a 2019.
Equiparar el ingreso nacional per cápita implicaría que nuestra provincia hubiera recibido 57.675 millones de pesos más el año pasado, un monto suficiente para financiar la discutida represa malargüina, Los Blancos en el Valle de Uco o algunos de los diques planificados sobre el río Mendoza, aguas arriba de Potrerillos.
La Pampa, que encabeza la ofensiva contra el complejo hidroeléctrico Portezuelo del Viento sobre el río Grande, y el viernes logró poner en aprietos su construcción, es otra gran beneficiada por la coparticipación: el año pasado le llegaron 23.879 millones de pesos, la mitad que Mendoza, cuando su población actual no llega a los 400 mil habitantes.
Ese dinero extra que hubiera ingresado al fisco mendocino implicaría sumar un 10% aproximadamente al Producto Bruto Geográfico y 40% a los ingresos fiscales de Mendoza. Esto hubiera evitado que desde 2009 arrastremos un déficit fiscal que parece irreversible en el corto plazo, mientras San Juan tiene superávit.
Pero claro, como esta inequidad ocurre desde hace tres décadas, podría pensarse que con ese dinero extra durante todo este tiempo ya podrían estar hechas todas esas obras hídricas clave, además de haber reducido a cero el déficit habitacional y tener la mejor red vial del país, sin depender de los humores e intereses del Gobierno nacional de turno o de las mezquindades de otras provincias.
Fuente: Los Andes