El sacerdote mendocino, Daniel Alberto Sardá (57), fue acusado de abusar sexualmente de una mujer cuando ella era adolescente. Según comentó la propia víctima, el cura se justificó y le dijo a su madre que cometió dicha aberración porque "lo tentó el demonio".
La demanda contra Sardá fue presentada a principios de marzo, pero el caso se activó en la última semana de mayo, cuando volvió a funcionar el poder judicial, tras la suspensión dispuesta por la pandemia de coronavirus.
El cura fue denunciado por daños y perjuicios por abuso sexual y hostigamiento en el marco de la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Y, según indicó el abogado de la víctima: "Los hechos ocurrieron cuando ella era adolescente y aunque ahora es una mujer adulta, preferimos hacer una denuncia civil porque hay que respetar su tiempo para enfrentar una causa penal".
La demanda civil solicita que el sacerdote evite acercarse a los lugares que la presunta víctima frecuenta y un resarcimiento económico por "los daños psicológicos y morales derivados de los abusos", según informó Mendoza Post.
"Me tentó el demonio"
La propia denunciante describió que el abusador de San Martín le dijo a su madre, quien se acercó a la iglesia para dialogar con él, que "había sido tentado por un demonio" y que por eso cometió el abuso. Incluso, le "pidió perdón" y se dijo sentirse "arrepentido".
Luego de esa charla, la madre de la joven la obligó a terminar la confirmación, a perdonarlo y saludarlo. Convencida por el sacerdote, le dijo a su hija que él se había equivocado y fue un demonio quien lo convenció de abusar de ella.
"Un día me dijo que debía ir hablar con él en el confesionario y tuve que ir porque si no lo hacía le contaría a mi mamá lo de mi desobediencia y me convenció hasta llorando que se había equivocado que estaba arrepentido y yo le creí o le quise creer pero sabía por la forma en la que me miraba que no era así", dijo la víctima en diálogo con la periodista Ana Paula Negri.