Harta de la burocracia argentina, una pareja mendocina adoptó dos niños africanos

Marianela y Gustavo esperaron siete años para adoptar. En África, lo lograron en 5 meses. Una historia de amor y búsqueda.

Una pareja mendocina tuvo que vivir años de espera en la burocrática Argentina: transcurrieron siete años a la espera con la posibilidad de adoptar sin tener ninguna respuesta. Como no existía el registro de adopción, quedaron en la "lista de espera", que significó años de angustia y búsqueda.

En un viaje a Colombia, Marianela y Gustavo conocieron una jueza que les contó que podían hacer el trámite de adopción en África. "Se tienen que apostillar unos documentos, e ir a un juicio con la familia para saber por qué deciden darlos en adopción", contó Marianela en declaraciones a radio Nihuil.

La pareja mendocina se decidió a hacer el trámite en África, que duró cuatro meses y medio. Luego, viajaron a África cuando se resolvió el caso. Los dos nenes son Agostinho y Edimilson, de Guinea Bissau, África. "Eran dos chicos de 5 y 8 años que habían quedado huérfanos. Su mamá había muerto y su papá los dio en adopción porque no los podía cuidar. Estuvo todo el tiempo con nosotros y nos contó por todo lo que había pasado", comentó.

"Después de un mes, el más chico empezó a hablar perfecto el español. Al más grande le costó un poco más, pero empezó las clases y como estaba bien escolarizado, a los tres meses aprendió hablaba perfecto. Y así fuimos viviendo: divinos, hermosos, adaptados", relató feliz Marianela.

Como los chicos habían tenido mala alimentación, debieron ir a un nutricionista para recuperar peso. Como todos los niños de su edad, los pequeños tienen celular y tablet, pero Marianela contó no la usan mucho porque son sumamente sociables y que juegan mucho con sus amigos y entre ellos. "Siempre invitan gente a la casa y piden que nos juntemos", agregó.

El cambio cultural fue fuerte y eso llevó a que Edimilson, el mayor de los hermanos, a que extrañara mucho. "Hicimos la promesa que vamos a volver para ese reencuentro con su familia en África. Lo único que les pedimos es que estudien y cuando terminen el secundario haremos ese viaje", rememoró.

"Durante once años de matrimonio estábamos solos. Un día nos despertamos y empezó la escuela, el deporte, nuestra familia. Estamos eternamente agradecidos porque es increíble la familia que hemos formado. De corazón, siempre decimos que nuestra familia se completó en África", contó con gran emoción.

"La escuela hizo un trabajo excelente. Preparó a sus compañeros previamente, a los padres y los recibieron con pancartas, carteles. África es una cultura diferente. Allá los chicos son objetos, son peor que los animales. Es fuerte decirlo, pero es así: son diferentes culturas. Y nos tenemos que adaptar", concluyó.