La Agencia Espacial Europea (ESA) eligió el departamento mendocino de Malargüe para montar una estación de seguimiento de sus misiones espaciales. Se trata de imponente estructura de hierro y concreto de mil toneladas, que está colocada sobre el desierto a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
La antena espacial Deep Space Antenna 3 (DSA 3) tiene 35 metros de diámetro y 40 de altura. Está ubicada a unos 50 kilómetros de la capital malargüina, al sur de la provincia de Mendoza. Y aseguran que es la más moderna de las que tiene la ESA en la tierra.
La inmensa estructura explora el espacio profundo y se complementa con otras dos estaciones ubicadas en España y en Australia. Y al estar ubicadas a unos 120° unas de otras, logran cubrir el espacio en 360° a todo momento.
La ESA eligió este lugar para colocar una estación de seguimiento de sus misiones espaciales: tanto las que están ahora en Marte, como la que fue a Venus, la que viaja hacia Mercurio (y llegará en 2025), o la nave Rosetta.
Además, trabaja de forma coordinada con otras agencias espaciales, como la NASA (de EE.UU.) o la japonesa JAXA.
Controla las misiones espaciales
La Luna está muy cerca para una antena como la que colocó la ESA en Mendoza. A unos 384.400 kilómetros, según detalló diario Clarín.
El equipo tiene como objetivo principal el de estar en contacto con las misiones que viajan por lo más lejano del cosmos, a más de 2 millones de kilómetros de la Tierra y es esa la respuesta a su gran tamaño.
La DSA 3 establece diversos tipos de contactos con las misiones que están en el espacio: hay de telecomando (les indican a los satélites las maniobras que tienen que hacer); de telemetría (precisan su ubicación); y de ciencia (recepción de datos por parte de los instrumentos que las naves llevan a bordo), explicó Diego Pazos, responsable del equipo de Mantenimiento y Operación de la estación de Malargüe al periodista Ricardo Braginski.
Son los científicos los encargados de definen la información de cada misión. Y para que esto sea posible, cada nave lleva distintos instrumentos útiles para determinada ocasión.
Todos los datos de ciencia que llegan a Malargüe viajan por fibra óptica hasta el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania). Esta antena sería como "la última parte del Wi Fi" de un gran control remoto que se maneja desde Europa. Lo que no implica que no sea importante, ya que la DSA 3 debe lanzar una señal capaz de viajar millones de kilómetros, y con una gran precisión.
¿Por qué Malargüe?
La ESA decidió instalar el enorme equipo allí luego de descartar otras nueve posibilidades. En 2007 iniciaron la búsqueda del lugar en dónde colocarían su tercera antena del espacio profundo.
De algo estaban seguros, tenía que ser sobre el continente americano. Después, decidieron que fuera en el hemisferio sur para que entre las redes de la ESA y de la NASA, hubiera tres estaciones en el norte y tres en el sur.
Finalmente, una vez que estudiaron distintos espacios en Chile y Argentina, decidieron instalarla en Malargüe. La misma comenzó a funcionar en 2012, tras la firma de un convenio con la Argentina, a través de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
Este acuerdo establece que los científicos argentinos pueden usar el 10% del tiempo de la antena para proyectos de investigación, en radioastronomía y la astrofísica.
Beneficios para la ciencia Argentina
La CONAE le informó a Clarín que entre las observaciones que hacen, están las de "continuo" (miden la cantidad de energía electromagnética emitida por objeto en el espacio), de "líneas espectrales" (energía emitida o absorbida por los átomos y moléculas que dependen de la estructura de cada elemento), y de "pulsares" (objetos muy masivos que rotan a grandes velocidades emitiendo energía en forma de pulsos, como un faro).
Uno de los últimos objetos estelares estudiados fue 0521-365, una galaxia con un núcleo activo, cuya información fue recibida el 2 de julio pasado.
Además, explicaron que estas acciones relacionadas al uso de la Estación DSA 3 permiten estimular los desarrollos tecnológicos en ingeniería electrónica, formar recursos humanos y posicionar así a la Argentina en las líneas de investigación a nivel mundial que utilizan tecnología de punta.
Fuente: diario Clarín.