La Universidad Nacional de Mar del Plata realizó una campaña para postular al marplatense Julio Aro, impulsor de la iniciativa de la identificación de los soldados que yacen en Malvinas y ex combatiente, junto al soldado británico Geoffrey Cardozo, encargado de reunir los cuerpos, al Premio Nobel de la Paz.
La causa por la identidad de los caídos en Malvinas comenzó cuando Julio Aro, veterano del Regimiento 6 de Mercedes, viajó a las islas y no pudo encontrar entre las 230 cruces a sus compañeros de la trinchera. Comprobó que había 121 tumbas que dicen 'Soldado Argentino Solo Conocido por Dios'.
Hicieron un arduo trabajo que incluyó un acuerdo entre Argentina y el Reino Unido, la intervención de la Cruz Roja Internacional, la labor de forenses de 12 países, y la certificación de tres laboratorios en Argentina, Gran Bretaña y España, para llegar en diciembre de 2017, en el Archivo General de la Memoria, a identificar a 90 caídos en el Atlántico sur de las 107 familias, que dieron su sangre para las pruebas genéticas.
En 2008, Julio Aro creó la Fundación No me Olvides en Mar del Plata, y viajó a Londres para reunirse con veteranos ingleses de gran experiencia en la post guerra.
El destino quiso que se cruzara con el coronel Geoffrey Cardozo, que oficiaba de traductor ya que hablaba perfecto español. En largas charlas sobre la guerra, Aro le contó sobre esas tumbas que lo desvelaban. El día en que partían, Cardozo se acercó con un sobre de papel madera, se los entregó y les dijo: "Ustedes van a saber qué hacer con esto".
Los veteranos encontraron documentos, planos, fotos, listas de soldados. Y es que en 1982 el Reino Unido le había encomendado a Cardozo la tarea de recoger los cuerpos de los campos de batalla y darles honorífica sepultura en el cementerio. Y ahora él les entregaba cada dato que había anotado y la forma en que los soldados habían sido enterrados, para que ellos pudieran comenzar la búsqueda.
Para comenzar esta tarea debían armar un equipo de trabajo. La primera reunión fue con Luis Fondebrider, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense que desde el principio aseguró que se podía hacer un cotejo entre los cuerpos y los ADN de familiares.
El siguiente contacto fue con Sandra Lefcovich de la Cruz Roja Internacional. Con la colaboración de Cardozo, todas las organizaciones y el músico Roger Waters, ex Pink Floyd, que ayudó en las negociaciones y visibilizó el tema, quedaba aún la identificación y el problema era que no existía un registro de deudos de Malvinas. Hubo que ir por cada provincia para buscarlos.
En la segunda etapa, se hicieron las extracciones de sangre que permitieron crear el primer Banco de datos Genéticos de Malvinas.
Obtuvieron también en este largo proceso el apoyo y colaboración del Papa Francisco y el ovispo anglicano. Pero tuvieron que esperar bastante hasta que en septiembre de 2016 se firma el acuerdo entre el Reino Unido y la Argentina.
El 20 de junio de 2017, con una pequeña ceremonia religiosa, la CICR inició la exhumación de los soldados enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin. Durante dos meses trabajaron en las 121 tumbas, y tomaron las muestras que luego fueron cotejadas con las dadas por los familiares.
En diciembre de ese mismo año, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, recibió en Ginebra el informe final con los nombres de los caídos identificados. Las familias así pudieron finalmente saber dónde estaban sus hijos.
El 26 de marzo por la mañana en el cementerio de Darwin, los 90 familiares pudieron finalmente rezar sobre la tumba de sus seres queridos, mientras la Guardia Escocesa rindió honores a los héroes con el la música de fondo con el sonido de las gaitas.