Es el buque insignia de la Fuerza Naval Antártica y el rompehielos más grande de todo el hemisferio sur.
Si bien estuvo fuera de servicio por 10 años por un incendio que se desató su regreso de la Campaña Antártica de 2007, participó año tras año en las Campaña Antártica de Verano realizando el abastecimiento de las bases antárticas Argentinas y de otros países en la Antártida Argentina.
Pero este buque participó en la guerra de Malvinas como buque hospital argentino, junto al Transporte Polar ARA Bahía Paraíso.
Fue adaptado en los Talleres y Arsenales de la Base Naval de Puerto Belgrano en poco menos de cinco días de trabajos corridos.
Se convirtió en unidad hospitalaria con una capacidad para cientos de camas, interconexiones directas desde las Salas de Recepción y Clasificación de Heridos con las demás dependencias; dotados de helipuerto y hangar para helicópteros; quirófanos equipados totalmente; laboratorio de análisis clínicos y hemoterapia; salas de rayos y de yesos; terapia intensiva, consultorio odontológico; sala de quemado; servicio de agua potable ilimitado; ventilación y calefacción en todos sus locales, frigoríficas, lavaderos, cocinas, etc.
También se organizó el Departamento de Sanidad en Combate, con cobertura especifica en cirugía, traumatología, bioquímica y farmacia, cirugía maxilofacial, clínica medica, quemados, cardiología, oftalmología, odontología, anestesia, etc.
En el Irizar se embarcaron, como dotación del hospital, 40 profesionales y técnicos de la salud, entre los que se contaba con 14 médicos, dos Odontólogos, dos bioquímicos, un sacerdote y veintiún enfermeros.
Sobre la última semana del conflicto embarcaron por helicóptero desde Comodoro Rivadavia, siete civiles voluntarias instrumentistas quirúrgicos femeninos del Ejército, destinados inicialmente al Hospital Militar de Malvinas, las que, por los avatares del conflicto, permanecieron aportando sus conocimientos y esfuerzos en los quirófanos del Irizar.
Se desempeño como Director del Hospital Flotante, el Capitán de Corbeta Medico Roberto Sosa Amaya, secundado por el Capitán de Corbeta Médico Roberto Olmedo.
Las tareas se complementaba con el embarque de los heridos por medio de helicópteros ambulancia Sea King SH-3 del Irizar.
En estos días finales, los quirófanos del "Irízar" trabajaron sin cesar por más de 72 horas, se habían recibido 420 heridos de toda magnitud en los combates.
Finalmente y tras la caída de Puerto Argentino el 14 de Junio por la mañana, el Irizar dejó atrás las islas el 16 de junio de 1982, trasladando hacia la Argentina continental a 420 heridos que había recepcionado y atendido debidamente en los últimos días de combate, desembarcándolos directamente en el helipuerto del Hospital Militar de Comodoro Rivadavia.