Américo Orlando Ruiz, “el rey del cerro”, como lo apodaron en la zona, quien presentó ante la Justicia y la Secretaría de Tierras documentos apócrifos por los que logró una enorme resonancia mediática y judicial, dijo que debía “entregarles unos lotes al juez ( )” (foto), según se desprende de una captura de chat vía Watssapp.
Génesis del caso tierras Cerro de la Cruz
Gregorio Córdoba le compró dos hectáreas a Mario Ernesto Flores, de quien devienen muchísimos títulos tanto por Información Posesoría como de Regularización Dominial, y con probados antecedentes posesorios en la zona que se originan en sus abuelos, quienes explotaban una cantera de cal cuyos hornos aún pueden verse en las estribaciones del cerro.
Mario Ernesto Flores es un lugareño con más de ochenta años de posesión ininterrumpida (sumando la suya a la de sus abuelos) en el pedemonte del Cerro de la Cruz; es un trabajador calificado de monte, de chacras, albañil, con prácticamente cero estudios y semianalfabeto, aunque esto no lo descalifica para tener la inteligencia propia y picardía de nuestros hombres de campo.
¿Quién es el propietario del Cerro de la Cruz?
Es muy importante tener en cuenta lo que los altos magistrados dejaron pasar por alto, y que es el qid de la cuestión, pues el Cerro de la Cruz SÍ es de los riojanos, porque alli el Estado Provincial tiene dominio perfecto, (aunque es una redundancia hablar de su perfección, pero amerita este vocabulario en una Rioja cuyo 85 % de la tierra no está saneada), de unas 650 hectáreas.
Es así que la matrícula del Cerro de la Cruz es la 4-01-50-041-350-554, cuyo titular, como dijimos, es el Estado Provincial, bajo Disposición N° 1343 de fecha 07/05/70. O sea que el dominio del Estado viene de hace 49 años y nadie lo ha usurpado, nadie lo ha tomado, ni nadie más se dice dueño.
Pero una cosa son esas 650 hectáreas de dominio estatal y otras las estribaciones del cerro, que desde hace más de un siglo tienen poseedores, que, como Mario Ernesto Flores, han echado raíces que llegan hasta nuestros días y de quien muchos notables, funcionarios y ex funcionarios, han logrado títulos (perfectos) ya sea vía judicial (Información Posesoria) o mediante la Regularización Dominial efectuada por el propio Estado Provincial.
Luego que Gregorio Córdoba le comprara a Mario Ernesto Flores con ardides que aún no salieron a flote pero que se desprenden de varios boletos de compraventa y que seguramente saldrán a la luz más temprano que tarde, el primero le vendió a Orlando Ruiz su posesión.
Vale la digresión: la venta de derechos y acciones es muy común en una Rioja que carece de títulos (perfectos) en el 85 % de los casos. O sea que se vende la posesión simple y llana que el comprador debe ejercer y que se llama animus domini, es decir comportarse como su dueño; su propietario, ya sea defendiéndola, cercándola o construyendo en ella hasta que se saneee el titulo primario.
Esto es precisamente lo que NO hicieron tanto Córdoba como Ruiz. Compraron y dejaron esa posesión que creciera por sí sola. Como decían nuestros viejos: “Que dé cría”.
¡Y vaya si no dio cría! ya que de las dos hectáreas originales que compró Ruiz a Flores, en la Secretaría de Tierras aparecieron CIEN HECTÁREAS, mediante un boleto trucho y amañado con el que los señores Córdoba y Ruiz exigieron que se les otorgaran los títulos mediante la Ley de Regularización Dominial 6.595 y 7.165, ratificado por la ley 8.244 decreto 118.
Cuando se cotejaron ambos boletos, el original que tenía Mario Ernesto Flores y el falsificado, se hizo la luz, o mejor dicho oscureció porque evidentemente (tal como lo cotejó este medio), el segundo estaba torpemente adulterado.
Pero esta maniobra sirvió para que echaran en junio de 2018 sin miramientos a la entonces Secretaria de Tierras, que no fue más que un avance político que estaba diagramado. La funcionaria era solo un peón para jaquear y apostatar de un viejo y conocido político.
Sobre este caso la Fiscalía de Estado Provincial emitió un fallo que no tiene desperdicio, pues en él puntualiza cómo fue la maniobra de Córdoba/Ruiz para hacerse de nada más ni nada menos que de cien hectáreas, que llevadas sobre el terreno, tocaba las tierras de cantidad de propietarios, la mayoría con títulos judiciales u otorgados por el Estado Provincial. Algunos de estos ya presentaron su demanda judicial en contra de los dos citados.
No obstante este fallo ejemplificador de la Fiscalía de Estado Provincial, la Justicia emitió otro dándole la razón a Orlando Ruiz.
Fuente: El diario de La Rioja