Algunos aseguran que es sólo un mito que se volcó en libros, otros le dan el beneficio de la duda. Lo cierto es que existe la famosa leyenda de que en 1983 La Plata fue invadida por aliens.
Frente a la controversia que surgió en Estados Unidos luego de que denuncien que el gobierno esconde información acerca de la vida extraterrestre, se recordó aquel año. Lo ocurrido está retratado en el libro ‘Mitos y leyendas de La Plata. Breve historias urbanas’, por Ramón Tarruella.
Cuál es el famoso mito de la llegada extraterrestre a La Plata
Periodistas preparados para cubrir este evento y vecinos aterrorizados sin poder creer lo que ocurría. Todos los que vivían en Villa Montoro, niños y ancianos, hombres y mujeres, acordaron algo: que se trataba de enanitos de color verde.
Según presume este famoso mito, dichos alienígenas habían aparecido en un bosque de noche. Algunos decían que hablaban, que escucharon voces guturales, risas maléficas y agudas, diálogos escuetos e inentendibles. Otros, si bien sostenían que los habían visto, desmentían la versión de las voces y los diálogos.
Los niños salían de sus casas en medio de la oscuridad con sus linternas para encontrarlos, con la esperanza de poder contar esta anécdota de grandes y tal vez dar entrevistas. Y es que los diarios inmediatamente inundaron sus titulares con esta noticia.
Cada día se publicaba algún titular nuevo sobre los famosos enanitos: el testimonio de un vecino que los había visto, hipótesis sobre el lugar de su origen, fotos -demasiado difusas- que insinuaban su presencia, y garabatos que simulaban reproducir a estos seres extraños.
En la comisaría se acumulaban las denuncias contra la presencia de estos seres: mordidas, corridas fluorescentes por el bosque que rodea Villa Montoro, aullidos agudos que aterrorizaban a familias enteras, apariciones repentinas por lugares inhóspitos y en horarios inconcebibles.
Por las noches, la policía salía a patrullar a fin de cumplir con su deber y darle tranquilidad a los ciudadanos platenses. Hasta que un agente de bajo rango llegó a su dependencia pálido pidiendo licencia; denunció que uno de estos enanos verdes lo había mordido.
La aparición de un alien en una escuela de La Plata
Ese evento pasó bastante desapercibido, según los relatos, pero no lo ocurrido una mañana bien temprano dentro de la escuela de 72 y 19. Mientras las maestras recibían a los alumnos, un grito ahogado inundó un aula.
Las autoridades se congregaron en ese espacio y allí estaba el niño que había gritado, quien confesó haber visto salir de abajo de una de las mesas del fondo del aula a un hombrecito, más chico que él, color verde. Se suspendieron las clases.
A los días del hecho, una de las secretarias del colegio -imitando al agente de policía-, pidió unos días de licencia. El motivo: la había mordido un ser parecido a E.T. Además de atormentarlos con sus presencias, denunció que ahora se habían vuelto violentos.
Los alrededores del bosque de Villa Montoro se convirtieron en un lugar turístico, donde muchos acampaban durante semanas esperando ver a estos seres luminoso. Incluso llegaban desde los barrios del conurbano bonaerense y de la Capital Federal. Desembarcaban con carpas y estructuras, cámaras fotográficas, largavistas, linternas de todos los tamaños.
El cuento de Tarruella relata: “Una noche, en una camioneta pocas veces vista por la zona, llegaron unos hombres barbudos, todos rubios, con aparatos que ni los porteños más sofisticados habían traído. Eran científicos suecos interesados en estudiar el fenómeno que trabajaban en el Instituto de Ovnilogía. Tardaron unas horas en armar su campamento. Tenían una carpa para cobijar a un ejército entero. Del techo salían antenas, una suerte de radares, cables que llegaban a la camioneta”.
Sin embargo, de la noche a la mañana, todo el equipo que tenían estos profesionales extranjeros fue robado. Así como habían llegado, se fueron, pero con un par de anotaciones vagas; su investigación quedó totalmente incompleta.
Extraterrestres en La Plata: llegó a los comercios
La noticia se volvió furor, y los comerciantes no podían dejarlo pasar. Sobre la calle 49 entre 7 y 8, “El Loco” Córdoba venía los muñequitos de “Luciano, el Marciano”, aprovechando la moda del dibujo que se emitía por televisión.
Tenían antenitas en la cabeza y anteojos oscuros, y unas patas similares a las de las ranas. Por supuesto, eran de color verde. Pero ninguna oportunidad se perdió, porque incluso comenzaron a hacer bromas aquellos que sólo buscaban diversión y no dinero.
Un grupo de personas comenzó a disfrazarse de vacas y adentrarse en los bosques de Villa Montoro para hacer ruidos extraños por las noches. Las bromas, sin embargo, se les terminaron cuando un vecino les dejó un claro aviso con su escopeta: varios tiros hacia los árboles y basta de sonidos.
Por qué los enanitos verdes habían arribado en La Plata
Un personaje extraño que llevó bastante tranquilidad al barrio platense fue Valentín de Andrade, miembro fundador de la Secta Luz junto a su esposa. Según informó, mantenía frecuente comunicación con seres de otros planetas.
Ante la prensa, explicó que estas criaturas terminaron en Villa Montoro por desperfectos en la nave y que pronto retomarían el viaje. De este modo, contó que no eran malos; muy por el contrario, provenían de una civilización avanzada que podían enseñarles muchas cosas, pues el humano para él es malo e imperfecto.
La mayoría de los medios reprodujeron sus palabras, que poco a poco empezaron a generar rechazo y descreimiento en la gente. Con el correr del tiempo, el señor Andrade fue procesado por la Justicia por difamaciones.
Las denuncias en la policía por enanitos verdes disminuyeron hasta desaparecer, el muñeco ‘Luciano, el Marciano’ dejó de venderse, y ya nadie más se internó en el bosque para asustar a los vecinos o acampó allí esperando encontrar algo. El miedo se convirtió en noticia, la noticia en broma, y la broma en mito.