El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a prisión perpetua al represor Miguel Etchecolatz por los secuestros, torturas y crímenes cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada San Justo durante la última dictadura militar.
El represor siguió el veredicto desde el penal de Campo de Mayo, donde se encuentra detenido por otras causas. Para escuchar la pena, se puso de pie. Colgado del cuello llevaba un cartel con la leyenda: “Señor Jesús, si me condenan es por seguir tu causa”.
La condena - la octava a perpetua que recibe por su participación en delitos de lesa humanidad - se da en el marco del juicio que investigaba las privaciones ilegítimas de la libertad, torturas, homicidio y abuso sexual en perjuicio de 84 víctimas que estuvieron cautivas en dicho centro clandestino (que funcionaba en Salta 2450, San Justo, en conjunto con las dependencias de la Comisaría 1º de La Matanza).
En el proceso oral y público de esta causa estuvieron imputados miembros del Ejército, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y civiles que integraron el gobierno bonaerense durante los años del terrorismo de Estado.
Entre ellos, se encuentran Rodolfo Enrique Godoy, responsable del Área 114; Roberto Armando Balmaceda, Jorge Héctor Di Pasquale, Ricardo Armando Fernández, Emilio Alberto Herrero Anzorena, Carlos del Señor Hidalgo Garzón y Carlos María Romero Pavón, quienes integraron el Destacamento de Inteligencia 101.
A través de un comunicado, la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, querellante en este juicio, recordó que, entre los casos que se analizaron en el debate, se encuentran los secuestros de María Asunción Artigas, Mónica Sofía Grinspon y Mónica María Lemos, quienes permanecieron detenidas embarazadas en la Brigada de San Justo y fueron trasladadas al Pozo de Banfield.
Fuente: Télam