Tras 52 años de entrega y labor pastoral del obispo emérito de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo Rivero, los fieles de la Prelatura lo despidieron con un emotivo homenaje que incluyó una caminata por las calles de la ciudad junto al religioso, una misa y un brindis comunitario.
La feligresía de la Prelatura de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, despidió así al sacerdote, quien luego de 52 años de actividad pastoral en la Quebrada de Humahuaca regresará a su España natal. Y es que después de más de medio siglo sirviendo a las comunidades católicas de Quebrada y Puna, 26 de ellos al frente de la Prelatura, al cumplir 79 años de edad el claretiano decidió regresar a su patria para reencontrarse con sus raíces y afectos familiares.
EMOTIVA DESPEDIDA EN HUMAHUACA
Su inminente partida motivó sendos homenajes de parte de la Municipalidad y el Concejo Deliberante de Humahuaca, y de otras instituciones que participaron de la despedida.
En la mañana del martes, destaca la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), autoridades municipales y vecinos lo homenajearon por su extensa y reconocida labor pastoral. En la ceremonia presidida por la intendente Karina Paniagua, se hizo entrega de reconocimientos comunitarios al líder espiritual.
“Usted fue el sostén en muchos momentos difíciles de mi transitar en la gestión. Tal vez la gente lo ignora, pero usted siempre me contuvo espiritualmente y lo sigue haciendo”, dijo Paniagua al pronunciar la alocución que preparó para la ocasión.
Más tarde, el obispo emérito junto al padre Miguel García y una multitud de fieles, realizaron una caminata por las calles de la ciudad quebradeña, desde la catedral Nuestra Señora de la Candelaria hasta el homónimo complejo juvenil.
En ese predio, Olmedo recibió otro homenaje de parte de las autoridades del Concejo Deliberante de esa ciudad, quienes leyeron la resolución N° 585 / 2024 a través de la cual ambos religiosos claretianos fueron declarados “Ciudadanos Ilustres” por su labor pastoral.
En ese lugar, diferentes instituciones que a lo largo de estos años trabajaron junto al religioso, y una importante cantidad de devotos provenientes de localidades aledañas y parajes más alejados, como Iruya, El Aguilar, Abra Pampa, Nazareno y Susques, se congregaron para escuchar la última misa del obispo y entregarle obsequios de despedida, entre ellos una Bandera argentina de escritorio y un poncho de hilo de oveja tejidos por artesanas locales.
“El padre Pedro realizó muchas cosas a lo largo de más de cincuenta años. Recién ordenado vino a la Prelatura, toda una vida entregada al servicio, a la pastoral, con un compromiso social por los que menos tienen, los más necesitados, humildes y frágiles, siguiendo el espíritu de Jesús misionero, que siempre puso su mirada y atención en los más vulnerables”, resaltó el párroco David Bazán.
Las autoridades le pidieron dirigir unas palabras a los presentes, entonces fiel a su típico humor, monseñor Olmedo expresó: “Ay Dios mío, pero si ya les hablé muchas veces, muchos años... ¡y no me llevan el apunte!”, dijo con gracia.
“Lo que tiene esto es una expresión de cariño importante, y a mí no me gustan mucho estas cosas, pero les agradezco mucho por todo el cariño. Es demasiado”, manifestó y concluyó: “Debo la manera que soy, a ustedes. Muchas gracias por todo lo que aprendí acá”.
El homenaje finalizó con la proyección de un video que recorre la vida y obra del obispo emérito Pedro Olmedo, quien con su partida deja una impronta imborrable en la región.
UNA VIDA AL SERVICIO DE LA QUEBRADA Y PUNA DE JUJUY
Pedro Olmedo Rivero, obispo emérito y misionero claretiano, nació el 21 de octubre de 1944 en San Juan de Aznalfarache, Sevilla, España.
Su primer destino dentro de la prelatura fue Mina Pirquitas, junto al padre Pepe Murillo.
Formó seminaristas en Humahuaca durante dos años, y luego fue destinado a Iruya. Allí vivió en una comunidad mixta de la que, el 24 de febrero de 1991, fue nombrado administrador apostólico.
Fue designado obispo prelado de Humahuaca por el papa Juan Pablo II el 7 de julio de 1993; fue consagrado por el monseñor Arsenio Raúl Casado, obispo de Jujuy, el 25 de septiembre del mismo año.
Desde ese día hasta su partida de regreso a la Madre Patria, se convirtió en “un pastor para un pueblo de pastores, un pastor con olor a oveja, siempre cercano a la gente”, se dijo en el acto de homenaje.
En la década de los años ‘90 tuvo marcada intervención muchas veces como mediador en los conflictos político-sociales que atravesó la provincia de Jujuy.
Después de 26 años de acompañar y guiar a la Prelatura, el 23 de octubre de 2019, el papa Francisco aceptó su renuncia por edad, tal como es de práctica. Será sucedido por monseñor Florencio Paredes Cruz.