Proteger a la población del cóndor andino de los cebos tóxicos y el envenenamiento es una de las "medidas urgentes" que se propone el plan de trabajo que elaboraron la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y la Fundación Bioandina, que se desarrollará en 14 provincias, entre ellas Jujuy, informaron fuentes oficiales.
Se trata de los distritos donde habita la especie, que son Jujuy, Salta, Tucumán, La Rioja, Catamarca, San Juan, Mendoza, Neuquén, Córdoba, San Luis, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, precisó la cartera de Ambiente en un comunicado.
"Se trabajará articuladamente con las autoridades ambientales provinciales y otros actores para mejorar la detección y tratamiento de los casos de envenenamiento, minimizando el riesgo para el personal que interviene en esos procesos", detallaron.
Agregaron que también se trabajará en la difusión de la problemática "mediante un mensaje claro de conservación, que mostrará el peligro e ineficacia del uso ilegal de cebos tóxicos aplicados a la ganadería".
En caso de detectar algún envenenamiento, las autoridades realizarán pruebas toxicológicas en los animales y aplicarán "sanciones de reparación ambiental", adelantaron.
"La detección de los tipos de sustancias utilizadas permitirá también investigar los canales de venta de productos y mejorar los controles de su comercialización y uso", destacaron.
En noviembre de 2017 el Ministerio de Ambiente de la Provincia, en forma conjunta con referentes de otros organismos, y en particular con representantes del Programa de Conservación del Cóndor Andino que trabaja en el Eco Parque del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, procedió a la liberación de Willaq ("el que anuncia"), un cóndor que fue encontrado en Volcán justo un día antes de un alud que se produjo en la zona.
El animal -que fue rescatado por el personal del Centro de Atención de la Fauna Autóctona de Jujuy (CAFAJU) que depende de la cartera ambiental-, presentaba signos de intoxicación que fueron verificados posteriormente por el equipo de la Fundación BioAndina que participó de todo el proceso.
Willaq se había intoxicado con un veneno que utilizan los pequeños productores de la Puna en animales muertos, con el propósito de ahuyentar a los pumas u otros predadores que atacan su ganado.
En ese sentido los biólogos Diego Regondi y Eduardo Vargas sostien la necesidad de que esa práctica sea desterrada porque no solo por cuanto no produce los resultados buscados sino que además genera un gran daño al ambiente al intoxicar y matar a los animales carroñeros y limpiadores naturales del ambiente, como es el caso de los cóndores.
Los investigadores plantean que producción y ambiente no son conceptos contrapuestos, sino que se puede pensar una producción sustentable que sea cuidadosa de los recursos naturales y paisajísticos, logrando el desarrollo y una mejora en la calidad de vida de las personas.