A una semana de cumplirse el primer mes de la guerra, las fuerzas terrestres israelíes atacaban a insurgentes e infraestructura de Hamás en el norte de Gaza mientras su aviación seguía bombardeando el sitiado enclave de punta a punta.
Alentado por el primer rescate exitoso de un cautivo en manos del grupo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó los pedidos para un alto el fuego y volvió a prometer que aplastará la capacidad de la milicia para gobernar la Franja o amenazar a Israel.
Más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes del enclave han huido de sus hogares y cientos de miles se refugian en las atestadas escuelas gestionadas por Naciones Unidas, convertidas ahora en albergues, o en hospitales junto a miles de pacientes heridos.
Más de 10.000 personas murieron desde que empezó la guerra
La cifra de fallecidos del lado palestino desde el inicio de la guerra alcanzó las 8.525 personas, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza. En la Cisjordania ocupada, más de 122 palestinos han muerto por la violencia y las incursiones israelíes.
En una conferencia de prensa televisada, el vocero del Ministerio, Ashraf al-Qidra, explicó que entre las víctimas mortales había 3.542 niños y 2.187 mujeres. El principal generador del Hospital Indonesio en Beit Lahia, en el norte de Gaza, ha dejado de funcionar debido a la falta de combustible, añadió apuntando que otros hospitales podrían quedar fuera de servicio en los próximos días si no se permite la entrada de combustible al asediado enclave.
En el lado israelí han muerto más de 1.400 personas, sobre todo civiles que perdieron la vida durante el ataque inicial de Hamás el 7 de octubre. Unas 240 personas fueron llevadas a Gaza como rehenes de los insurgentes.