El papa Francisco recordó hoy “con preocupación” al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado en Nicaragua a 26 años de prisión, y reclamó un “ejercicio paciente del diálogo” en el país latinoamericano para alcanzar la paz, al tiempo que pidió soluciones a los “responsables políticos” de la crisis.
“Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido no poco. Y no puedo no recordar aquí con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien quiero tanto, condenado a 26 años de cárcel”, dijo el pontífice tras pronunciar la oración dominical del Ángelus en el Vaticano.
En las últimas horas, Álvarez fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión en Nicaragua, imputado con cargos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones agravadas y desacato a las autoridades.
En su mensaje a los fieles reunidos en Plaza San Pedro, el Papa recordó también “a las personas que fueron deportadas a los Estados Unidos”, en referencia a los 222 ciudadanos enviados por el Gobierno de Nicaragua al país norteamericano. “Rezo por ellos y por todos los que sufren en esa querida nación”, sostuvo el Papa.
“Pido a ustedes la oración, y pidamos al señor para la intercesión de la inmaculada Virgen María, para que abra los corazones de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la sincera búsqueda de la paz que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor, que se alcanza a través del ejercicio paciente del diálogo”, enfatizó luego.
Álvarez estaba detenido por las autoridades desde el pasado 19 de agosto de 2022 en arresto domiciliario, y desde el 9 de febrero en la cárcel La Modelo de Tipitapa, luego de negarse a abordar el avión junto a otros presos políticos que fueron deportados a los Estados Unidos.
En 2018, monseñor Rolando Álvarez había formado parte de la comisión de diálogo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que buscaba mediar entre el Gobierno y los opositores a las políticas ejercidas en la Nación.
En 2022, el Gobierno de Nicaragua también expulsó del país al Nuncio Apostólico y a 18 religiosas de la Orden de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
Además, cerró diversos medios de comunicación católicos. Y el pasado 8 de febrero quitó la ciudadanía y desterró a seis sacerdotes, que aún permanecen encarcelados otros dos presbíteros.
En las últimas horas, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Miguel Cabrejos, a través de un mensaje oficial, alertó sobre el detrimento de los derechos de los fieles católicos, y manifestó su “solidaridad, cercanía y oración con y por el Pueblo de Dios y sus pastores”.