Los ojos del mundo están puestos en la región del Golfo Pérsico, donde en pocos días comenzará la Copa del Mundo 2022 y donde, además, viajó el Papa Francisco este fin de semana para dar una misa ante los católicos de la zona; una misa que tuvo su homilía en español.
El Sumo Pontífice había postergado durante ocho años la invitación del Rey Hamad bin Isa Al Khalifa de Bahréin, el país islámico más pequeño de la región, situado a menos de cien kilómetros de Qatar. Finalmente, decidió aceptarla y visitar a los 80 mil católicos que viven en la isla, que posee en total 1,5 millones de habitantes.
Mediante su visita no solo se acercó a los fieles de la Iglesia que viven en esta región, sino que también transmitió un mensaje respecto a la convivencia pacífica entre diferentes religiones, en un momento en que surgen muchas preguntas respecto a la tolerancia o las restricciones de los países cuya religión oficial es el Islam.
Francisco, que se movía en silla de ruedas y bastón debido a problemas de rodilla, sonrió y saludó desde el papamóvil a la multitud de 30 mil personas que acudió a la misa del sábado en el Estadio Nacional, la mayoría de ellos filipinos residentes en Bahréin.
La mayor parte de la misa fue en inglés con traducción al árabe o viceversa, lo cual era de esperar ya que el idioma oficial local es el árabe. Por eso, la sorpresa fue el idioma que eligió el Sumo Pontífice para hacer la homilía: al momento del sermón comenzó a hablar fluidamente en español, con su inconfundible acento argentino, a pesar de que en el estadio donde se llevó a cabo la misa no habría más de 50 personas que hablen este idioma.
“Esta tierra es precisamente una imagen viva de la convivencia en la diversidad, en nuestro mundo cada vez más marcado por la permanente migración de los pueblos y del pluralismo de las ideas, de los usos y las tradiciones”, expresó el Papa durante la homilía. “El verdadero desafío para ser hijo del Padre y construir un mundo de hermanos es aprender a amar a todos”, añadió.
Asimismo, el principal objetivo del viaje de Francisco, quien ha convertido la relación con el Islam en uno de los pilares de su papado, fue participar en una conferencia interreligiosa patrocinada por el gobierno para promover el diálogo entre católicos y musulmanes. Además, visitó la Catedral de Nuestra Señora de Arabia, la más grande de todo el Golfo, y la Iglesia del Sagrado Corazón, la más antigua, construida en 1939, ambas en Bahréin.
A su vez, la insistencia en la invitación por parte de Bahréin es parte de una serie de gestos de las monarquías del Golfo hacia el resto del mundo, que buscan mostrarse a través de distintos tipos de eventos internacionales -ya sea un mundial de fútbol o una misa del Papa- como países tolerantes que promueven la diversidad cultural y religiosa.
En este sentido, en la región del Golfo los católicos representan una pequeña minoría, por eso, el vicariato de Arabia del Norte incluye Bahréin, Qatar, Kuwait y Arabia. De estos países, el destino elegido por el Papa Francisco es el que posee mayor libertad de culto: allí se pueden encontrar desde iglesias católicas hasta templos hindúes, además de mezquitas que frecuentan tanto los musulmanes sunitas como los chiíes. Sin embargo, no en todos los países la situación es igual: por ejemplo, en Qatar existe un vasto complejo de Iglesias católicas, sin embargo, están prohibidas las religiones politeístas, como el hinduismo.
*Por Jessica Costa, periodista en Bahréin.
