Debido a sus intensos dolores de una de sus rodillas, a causa de una artrosis que lo aqueja, el papa Francisco decidió postergar su viaje a África pautado para el mes de julio.
Así, este mismo viernes se dejó ver en sillas de ruedas en la audiencia que llevó a cabo para recibir a la presidenta de la Comisión europea, la alemana Ursula von der Leyen.
Por el momento, se confirmó el aplazamiento del viaje que Jorge Bergoglio tenía pensado realizar a principios de julio a Sudan del Sur y a la República Democrática del Congo, para luego -a fin de ese mes- ir a Canadá.
Los consejos médicos, en este caso, pesaron más que el deseo del Sumo Pontífice de viajar, y por supuesto, debió acatar la recomendación de los profesionales de la salud.
“Acogiendo la petición de los médicos, y para no echar a perder los resultados de las terapias en la rodilla, que aún siguen, el Santo Padre, a su pesar, se ha visto obligado a aplazar el viaje en RD. Congo y Sudán del Sur, previsto del 2 al 7 de julio a nueva fecha aún por definir”, informaron desde el propio Vaticano.
Cabe resaltar que el Papa, en las últimas semanas, ha venido suspendiendo su agenda en determinadas jornadas, a fin de poder realizar pruebas médicas.
Y, por ejemplo, a principios del mes de abril, cuando visitó Malta, se vio obligado a recurrir a un elevador para poder bajar las escalinatas del avión.
Si bien la operación sería tal vez la opción más aconsejable, el papa Francisco la desestima de momento y según trascendió, es por la anestesia, de la cual le costó mucho salir airoso, tras una intervención quirúrgica que tuvo hace algún tiempo.
Para recordar, al Papa se lo empezó a ver en sillas de ruedas a principios de mayo y a partir de allí comenzó a oficiar sus reuniones y encuentros sentado.