Majidreza Rahnavard, de 23 años, fue ahorcado este lunes en público por participar en las últimas manifestaciones que tuvieron lugar en Irán. La versión oficial dice que el joven fue sentenciado a pena capital por matar a dos miembros de las fuerzas de seguridad y herir a cuatro personas. Desde grupos de derechos humanos, por el contrario, aseguran que fue condenado en “un juicio espectáculo” y obligado a confesar bajo coacción.
Es la segunda ejecución relacionada con las protestas, tras el ahorcamiento el pasado jueves de Mohsen Shekari, un joven también de 23 años. En ese caso, la acusación fue atacar y herir a un paramilitar.
“La ejecución pública de un joven manifestante, 23 días después de su detención, es otro grave crimen cometido por los gobernantes de la República Islámica y una escalada significativa en el nivel de violencia contra los manifestantes”, declaró Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
Y agregó: “Majidreza Rahnavard fue condenado a muerte sobre la base de una confesión coaccionada, tras un proceso manifiestamente injusto y un juicio espectáculo”.
Se trata de la primera ejecución en público relacionada con las protestas desencadenadas a raíz de la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años, detenida por la policía de la moral por infringir el estricto código de vestimenta.
Desde su creación en 1979, la República Islámica de Irán tuvo varias olas de protestas, pero esta no tiene precedentes por varios puntos: su duración, por el hecho de que ocurre en varias provincias, implica diferentes grupos étnicos y clases sociales e incluye los llamamientos directos al fin del régimen.
Quién era Rahnavard y cómo se dio el proceso de su asesinato
Rahnavard fue detenido el 19 de noviembre cuando intentaba huir del país. Según informaciones publicadas antes de su ejecución, era un joven aficionado al “fitness” y luchador amateur.
Según trascendió, la familia no fue informada de la ejecución hasta después de ser llevada a cabo. Un medio digital publicó imágenes de un último encuentro con su madre, que se fue sin saber que su hijo estaba a punto de ser ahorcado.
Varias ONG advirtieron que varios iraníes condenados a muerte podían ser ejecutados de forma inminente, entre ellos Mahan Sadrat y Sahand Nourmohammadzadeh.
La oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU manifestó estar “en shock” tras conocer esta nueva ejecución, efectuada “solo tres semanas después de su arresto”. El director de cine iraní Asghar Farhadi había pedido en Instagram a las autoridades poner fin a estas muertes: “Matar y ejecutar a jóvenes sin defensa y a oprimidos solo les traerá más ira y más odio”, dijo.
Otras condenas relacionadas con las protestas
Según dio a conocer el Poder Judicial, hasta ahora hubo 11 condenas a muerte en relación con las protestas, calificadas por las autoridades de “disturbios”. No obstante, los activistas afirman que otra docena de personas se enfrentan a cargos que conllevan la pena capital.
“Sin debido proceso. Juicios ficticios. Así es como quieren detener las protestas en todo el país”, dijo Omid Memarian, analista sobre Irán de la organización Democracy for the Arab World Now (DAWIN).