El brutal asesinato de una familia entera en el barrio porteño de Villa Crespo sacudió al país y reavivó el debate sobre la salud mental y los trastornos no tratados. Tanto así que esta historia ha sido uno de los temas más buscados en Google en los últimos días, llevando a que los argentinos realicen consultas sobre lo sucedido, tal como muestra la herramienta Google Trends.

La principal hipótesis judicial sostiene que Laura Leguizamón mató a su esposo y a sus hijos adolescentes antes de quitarse la vida. En este contexto, comenzó a circular con fuerza una posible explicación clínica para el hecho: el síndrome de Amok.
Qué es el síndrome de Amok
Aunque no figura como un diagnóstico independiente en manuales internacionales como el DSM-5, el síndrome de Amok es reconocido por la psiquiatría dentro de los llamados síndromes culturales. Su origen etimológico proviene del sudeste asiático y se traduce como “atacar con furia sin control”.
Este fenómeno se caracteriza por episodios súbitos de violencia extrema, protagonizados por personas que atraviesan una acumulación de tensión psíquica, aislamiento o cuadros depresivos graves. En muchos casos, el ataque va dirigido al entorno íntimo y termina con el suicidio del agresor.
Una carta, medicación y una escena perturbadora: los hallazgos en el crimen de Villa Crespo
En el departamento de la familia, los peritos encontraron una carta escrita a mano sobre una hoja A4 manchada de sangre. El contenido, redactado con tinta negra y en una mezcla de cursiva e imprenta, refuerza la hipótesis de un desequilibrio emocional profundo. Entre las frases más inquietantes se leen:
- “Fue mucho. Los amo. Lo siento”,
- “Todo mal, muy perverso”,
- “Les arruinaba la vida”.
La carta no sigue un orden lógico y algunas frases aparecen cortadas. Una de ellas, “Íbamos a la calle”, está interrumpida por una mancha de sangre justo sobre la palabra “calle”. En el borde inferior, una inscripción enigmática: “Mi tel es ‘L’”, que podría referirse al patrón de desbloqueo de su celular. También se hallaron anotaciones que podrían ser contraseñas.

Los teléfonos celulares de la familia fueron secuestrados por la Justicia, y ahora un equipo de peritos informáticos trabaja para acceder a sus contenidos y reconstruir los últimos días del grupo familiar.
Un tratamiento que no alcanzó
En la vivienda también se hallaron cajas vacías de medicamentos psiquiátricos: sertralina, midax y olanzapina. Estos hallazgos coinciden con los testimonios de familiares y personas cercanas, quienes confirmaron que Leguizamón estaba bajo tratamiento psicológico, aunque se desconoce si había abandonado la medicación o si se la había administrado correctamente en los últimos días.
Para avanzar en la investigación, la Justicia ordenó pericias caligráficas sobre la carta. También fueron secuestradas carpetas escolares y una lapicera con la que se presume podría haberse escrito el texto, en busca de huellas que certifiquen la autoría.
Una tragedia que abre preguntas: qué pasa con la salud mental en Argentina
Más allá de las investigaciones judiciales, el caso deja en evidencia el peligro de los trastornos mentales graves no tratados o mal seguidos. La salud mental sigue siendo una deuda urgente en la agenda pública, especialmente en contextos de estrés social, económico o familiar. Entender los signos, actuar a tiempo y acompañar a quienes atraviesan momentos críticos puede ser, en muchos casos, la diferencia entre la vida y la muerte.