Es verano, las temperaturas no paran de aumentar y ellos están entre nosotros: jejenes, mosquitas negras o barigüí. Los comentarios en redes y en la calle hablan de una invasión de este insecto que, si bien no provoca enfermedades, lastima la piel con su picadura.
“Se trata de un insecto volador hematófago, es decir que se alimenta de sangre, y cuya picadura produce un corte en la piel doloroso y fácil de infectar con el rascado. Si bien podría decirse que se comporta similar a un mosquito durante la temporada estival, hay ciertas regiones en las que su presencia ha llegado a tornarse casi incontrolable, a lo que se suma el hecho de ser mucho más resistente a los repelentes químicos normalmente utilizados", puntualizan desde el Conicet.
La llegada del barigüí a la provincia de Buenos Aires se remonta a los 2000, cuando el insecto “colonizó” toda la cuenca del Río Salado, que en territorio bonaerense se extiende a lo largo de casi 700 kilómetros y atraviesa más de 15 municipios. La llegada desde las provincias del norte argentino se originó debido a las sucesivas inundaciones.
Además de las particularidades que lo caracterizan, el barigüí o jején se diferencia con los mosquitos por un pequeño gran detalle: no hay nada que los repela. Los repelentes comunes que nos protegen de los mosquitos no le hacen efecto y esto complica más los cuidados.
Qué hacer si me pica un jején o barigüí
Lavar la zona: Limpiar bien la picadura con agua y jabón.
Aplicar frío: Colocar hielo envuelta en una toalla, repasador o alguna tela (nunca directo sobre la piel) para reducir la picazón y la inflamación.
No rascarse: Es difícil, pero es la manera de evitar que la picazón empeore. Además, al estar la piel lastimada puede ingresar algún agente que infecte la herida, dejando ronchas por semanas.
Colocar alguna crema: las llamadas cremas tópicas ayudan a aliviar la picazón, puede alguna del tipo Dermaglos, Adermicina, Hipoglós, etc.






























