Los forúnculos son infecciones de la piel que forman bultos rojos y dolorosos que pueden llenarse de pus. Pueden variar en tamaño, desde pequeños hasta de gran tamaño. Aunque algunos pueden drenar y curarse por sí solos, a veces es necesaria la atención médica para ayudar en su tratamiento. Por lo tanto, conocer los síntomas es importante para manejarlos adecuadamente.
Cuáles son los síntomas
Un forúnculo puede comenzar como una zona sensible, inflamada y de color rojo o rosado en la piel firme. Con el tiempo, puede sentirse como un globo lleno de líquido o un quiste. El dolor tiende a intensificarse a medida que se acumula pus y tejido muerto, y disminuye una vez que el forúnculo drena. Aunque este proceso puede ocurrir de manera natural, a menudo es necesario abrirlo para facilitarlo.
Los principales síntomas de un forúnculo, según MedLine Plus, incluyen:
- Presencia de centros blancos o amarillos (pústulas).
- Diseminación a otras áreas de la piel o fusión con otros forúnculos.
- Crecimiento rápido.
- Exudado, supuración o formación de costra.
Además, pueden presentarse síntomas como fatiga, fiebre, malestar general, picazón antes de que aparezca el forúnculo y enrojecimiento de la piel en la zona circundante.
Cuál es el tratamiento
Los forúnculos pueden sanar por sí solos después de un período de picazón y dolor leve, sin embargo, es más común que se vuelvan más dolorosos a medida que se acumula pus. Generalmente, necesitan abrirse y drenar para sanar, lo cual suele ocurrir al cabo de 2 semanas.
- Se recomienda aplicar compresas húmedas y calientes en el forúnculo varias veces al día para acelerar el drenado y la curación.
- Nunca se debe apretar un forúnculo ni intentar cortarlo en casa, ya que esto puede diseminar la infección.
- Es importante continuar aplicando compresas húmedas y calientes sobre la zona después de que el forúnculo se abra.
Es crucial mantener el forúnculo limpio. Para lograrlo, se deben seguir las siguientes recomendaciones:
- Limpiar los forúnculos y cambiar los apósitos que los cubren con frecuencia.
- Lavarse bien las manos antes y después de tocar un forúnculo.
- No reutilizar ni compartir toallas para la cara y las manos.
- Lavar las prendas de vestir, las toallas para manos y cuerpo, las sábanas y otros artículos que hayan estado en contacto con zonas infectadas en agua caliente.
- Desechar los apósitos usados en una bolsa sellada para evitar que el líquido del forúnculo entre en contacto con otros elementos.