El tango argentino está de luto. A los 88 años falleció Osvaldo Piro, uno de los grandes referentes del género, maestro del bandoneón, compositor, arreglador y director de orquesta. Su partida representa una pérdida enorme para la cultura nacional y el mundo de la música ciudadana, donde dejó una huella imborrable a lo largo de más de siete décadas de trayectoria.
Aunque no se informaron oficialmente las causas de su muerte, la noticia generó conmoción en el ámbito artístico argentino y entre los amantes del tango de todo el mundo. Piro no solo fue un intérprete virtuoso, sino también un verdadero embajador del tango en los principales escenarios internacionales.
Un legado musical que recorrió el mundo
Nacido el 1 de enero de 1937 en el barrio porteño de La Paternal, Osvaldo Carlos Piro se formó desde joven en el arte del bandoneón, instrumento al que dedicó su vida. Comenzó sus estudios con Félix Cordisco y luego con Domingo Mattio, discípulo de la legendaria orquesta de Aníbal Troilo. A los quince años ya tocaba profesionalmente, y a los dieciséis integró la orquesta de Alfredo Gobbi, donde permaneció durante seis años.
En los años 60, fundó su propia orquesta, con la que desarrolló una extensa carrera en Argentina y el exterior. Sus giras internacionales lo llevaron a presentarse en Holanda, Suecia, Finlandia, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Bélgica, Brasil y Japón, entre otros países, llevando el tango a públicos de todo el mundo y consolidando su figura como uno de sus máximos exponentes.

En su repertorio destacan composiciones como “Azulnoche” y “Octubre”, piezas que hoy forman parte del acervo esencial del tango instrumental moderno.
Su aporte a la cultura
Fue durante una presentación en un festival en el Valle de Punilla cuando Piro conoció Córdoba, provincia con la que desarrollaría un vínculo profundo. Con el tiempo, decidió radicarse allí y considerarla parte fundamental de su vida y obra.
Entre 2003 y 2009 dirigió la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba, y también fue invitado en la Orquesta del Tango de Buenos Aires y la Metropolitana de Córdoba. Antes, entre 1994 y 2000, había estado al frente de la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”.
Además, compuso música para teatro, cine y televisión, incluyendo trabajos como Un tal Servando Gómez (1974), El Sur (basado en el cuento de Borges), y Maradona il Napoli (Francia, 1986). También condujo un programa en Radio Nacional entre 2001 y 2004.
Reconocimientos y vida personal
A lo largo de su vida recibió numerosos premios y distinciones: la Palma de Oro del Festival de La Falda (1965), el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1995), los premios Martín Fierro (1966), SADAIC (1992 y 1999), Min-On (Tokio, 1997) y los Premios Konex (1985 y 1995), entre otros.
Estuvo casado con la cantante Susana Rinaldi, con quien tuvo dos hijos: Alfredo y Ligia, ambos músicos. También fue padre de Martín, junto a María José Mentana, y de Lara, reconocida abogada.
Despedida a un símbolo del tango
La muerte de Osvaldo Piro deja un vacío enorme en la cultura argentina. Su compromiso con el tango, su sensibilidad artística y su incansable labor de difusión marcaron a generaciones de músicos y oyentes. En un momento en que el género continúa buscando nuevas formas de conexión con el público, su legado permanece como un faro para las futuras camadas.
