Probablemente, solo un día sea escaso para homenajear a los hombres y mujeres encargados de ejercer esta profesión que salva vidas y vela por la salud de las personas. Pero, oficialmente, debemos decir que cada 3 de diciembre se celebra el Día del Médico en nuestro país y en Latinoamérica.
Esta fecha quedó establecida a partir del descubrimiento que realizó un médico cubano, siendo éste su día de nacimiento.
¿Por qué se celebra el Día del Médico en esta jornada?
El 3 de diciembre de 1883 nació en la ciudad de Camagüey, en Cuba, Carlos Finlay Barrés. Su padre, de origen británico, también había ejercido la medicina, por lo que Carlos heredó su vocación por lado paterno.
Carlos Finlay Barrés fue un médico y científico cubano, encargado de descubrir y describir la importancia del vector biológico mediante la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos.
A través de esto, se pudieron hacer importantes contribuciones a los avances contra la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedis aegypti.
Es por ello que, debido a la conmemoración de su nacimiento, es que se celebra en Argentina y en Latinoamérica esta jornada como el Día del Médico.
¿Cuándo se estableció el Día del Médico?
Para el año 1955, la Confederación Médica Panamericana (CMP), estableció el Día del Médico haciéndolo coincidir con el día del nacimiento de Carlos Finlay Barrés.
Esto lo estipularon así, para honrar la fecha de su llegada al mundo, debido a sus aportes en cuanto a la transmisión de la fiebre amarilla.
En Argentina, al año siguiente, en 1956, el Colegio Médico de Córdoba se plegó a la conmemoración, y a su vez fue aceptada por la Confederación Médica Argentina.
Así, el gobierno nacional argentino, oficializó la fecha mediante un decreto.
Los descubrimientos de Carlos Finlay Barrés
Mediante sus investigaciones, este médico logró abordar los motivos de la propagación de la fiebre amarilla. A través de sus informes, llegó a las cuestiones que trasmitían esta enfermedad, abordando que las mismas se producían por la picadura de estos mosquitos.
Sin embargo, y como sucede a veces en la comunidad científica y médica, sus teorías en un principio no fueron aceptadas.
Esto respondía a que antiguamente se pensaba que el contagio tenía lugar a través de la ropa u objetos que estaban en contacto con los pacientes.
Por estos motivos, la investigación no se continuó con la intensidad que se requería. Pero para el año 1901, en Estados Unidos, crearon una comisión encargada de seguir de cerca el combate contra la fiebre amarilla.
Así fue como esta nueva comisión se ocupó de trabajar la teoría de Carlos Finlay Barrés, constatando que sus postulados eran reales. Para aquellos años, por consiguiente, se comenzó a trabajar en torno a la prevención y la lucha contra las picaduras del citado mosquito.
Finalmente, se llegó a la conclusión que las causantes de la propagación de la fiebre amarilla no eran otras que las picaduras del Aedis aegypti, tal cual había formulado el médico cubano.