El presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, descartó este martes que la deuda remunerada de la entidad represente “una bomba” para el país y señaló que el stock podrá desarmarse sin complicaciones cuando la economía vuelva a levantar velocidad y crezca la demanda de crédito para financiar inversiones y consumo privado.
Pesce fue a la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, en medio del debate por las pautas de ingresos y gastos que tendrá el Estado Nacional en 2023. Allí respondió preguntas y trazó pinceladas de cuáles son las expectativas que tiene el Frente de Todos para el próximo año, que es electoral.
“No esperamos para el año que viene shocks externos como los que sufrimos en el primer trimestre de 2021 y en el primer trimestre de 2022, y no hay previstas modificaciones bruscas del tipo de cambio, que es otro elemento que potencia la inflación”, dijo Pesce ante la atenta mirada de un sector de la oposición.
El titular del Banco Central fue el tercer funcionario en exponer, después de los ministros Jaime Perzcyk (Educación) y Daniel Filmus (Ciencia, Tecnología e Innovación). Su presencia había sido pedida por Juntos por el Cambio, aunque al momento de la exposición ninguno de los referentes del interbloque se encontraba presente. De hecho, unos pocos diputados se encontraban en la sala para escuchar al ministro.
Entre los diputados que más reclamaron la presencia de Pesce habían estado Mario Negri (UCR), Cristian Ritondo y Silvina Lospennato (PRO); y Juan Manuel López (Coalición Cívica). Ninguno de los cuatro apareció. Cuando ya había pasado una hora de exposición, ingresó Luciano Laspina, economista y diputado del PRO.
Ante los legisladores, Pesce consideró que en 2023 habrá un proceso de desaceleración inflacionaria, que está reflejado en el Presupuesto con esa estimación del 60% para el año y con una devaluación que está acorde con esos niveles de movimiento de los precios domésticos. Pero descartó un movimiento abrupto del peso frente al dólar.
Preocupación opositora
El stock de Letras de Liquidez está en 7,05 billones de pesos y los Pases Pasivos se ubican en 1,6 billones. Esto hace que el stock de Leliq alcance los 8.65 billones. Al tipo de cambio oficial del martes de 148,59 pesos, el pasivo es equivalente a 58.213 millones de dólares. Cuando asumió Alberto Fernández, esa deuda era equivalente a 47.000 millones de dólares.
Un estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) marca que el récord más reciente de deuda remunerada del Central se registró el 2 de mayo de 2018, cuando alcanzó el equivalente a 62 millones de dólares. Luego descendió abruptamente porque se usó parte del crédito del FMI para darle salida a fondos que habían invertido en ella, cuando aún se podía.
La “bola de nieve” de las Leliq también se alimenta con los intereses que devengan. El Banco Central se ve forzado a aumentar la tasa de interés para inducir a los bancos a seguir comprando Leliq. “Ciertamente que el cepo traba la pérdida de reservas, pero la magnitud del crecimiento de las Leliq termina presionando sobre los precios y los dólares paralelos”, analizaron en IDESA.
Paula Oliveto, del bloque de la Coalición Cívica, le recriminó a Pesce por el incremento de la deuda remunerada. “¿Hasta qué punto considera viable el aumento del pasivo del Banco?”, consultó la legisladora, que integra la coalición que también tuvo como instrumentos a las Leliq y a las Lebac.
Pesce respondió que las Leliq son el ahorro de los argentinos y de las empresas. “Allí no hay, como se plantea, ninguna bomba de Leliq ni riesgos en este sentido. El crecimiento que están teniendo estos activos tienen que ver con el proceso inflacionario en el cual vivimos. Este es el resguardo del ahorro de las familias y de las empresas de esa inflación”, comentó.
Esto es porque el Banco Central les paga a los bancos privados y públicos una tasa de interés nominal anual del 75% (que reporta una tasa efectiva del 107,35%). Y con ese retorno, los bancos le pagan a los ahorristas una tasa efectiva anual del 107,05%.
Según Pesce, el “modo virtuoso de resolver este problema” es que ese ahorro de los argentinos comience a convertirse en inversiones a través del mercado de capitales y el mercado financiero. Hoy el freno a eso está dado por el hecho de que las empresas y las familias están líquidas debido a la expansión monetaria que hubo desde la pandemia y, entonces, hay baja demanda de crédito.
El stock de crédito al sector privado está por debajo del 7% del PIB, mientras que la deuda remunerada del Central es de unos 10 puntos del Producto. “Estos pasivos monetarios se van a desarmar cuando la economía demande crédito y el mercado de capitales demande financiamiento y ese dinero se convierta en inversión. Esto no es algo que va a ocurrir espontáneamente. Tenemos que desarrollar nuestro mercado de capitales”, dijo Pesce.
Laspina advirtió que la oferta monetaria está creciendo endógenamente a un ritmo que ya va al 200% anual de la base monetaria. Y señaló que esto implica un aumento del déficit cuasifical de 2,5 puntos del PIB. Con esos números, el diputado consideró que no ve que exista un ancla inflacionaria y expresó su preocupación por el movimiento de precios en la economía que, este año, va camino a “tres dígitos”.
Pesce respondió que no existen riesgos porque lo que está en las Leliq es el ahorro de los argentinos. Y señaló que hay normas que impiden que esto se transforme en activos externos, para no repetir lo ocurrido en 2018 y 2019, cuando el gobierno de Mauricio Macri usó el crédito del FMI para darle salida a los no residentes y fondos del exterior que habían venido a hacer “carry trade” por las tasas de interés atractivas y el dólar planchado.