Mientras retrasa el giro de U$S 2.000 millones, el FMI reclamó medidas para fortalecer las reservas, dijo que son “inadecuadas”, pidió por medidas para fortalecerlas, y marcó la necesidad de continuar normalizando el mercado cambiario.
El organismo publicó este martes el informe el Reporte Sobre el Sector Externo, un trabajo periódico a nivel global que da a conocer su visión de cada país miembro con fecha de cierre en diciembre de 2024.
Este documento es de estricto perfil técnico y revela la real perspectiva de los funcionarios técnicos del FMI, lejos de las declaraciones políticas que siempre están lubricadas de elogios para mantener la formalidad del diálogo.
En este contexto, el FMI no dejó dudas y fue directo: “La cobertura de reservas sigue siendo inadecuada. Las reservas internacionales se estiman en aproximadamente el 23% de la estimación compuesta del FMI a finales de 2024”.
En ese sentido subrayó que “los esfuerzos son esenciales para reconstruir las reservas, mientras se permite una mayor determinación de precios y compras de divisas para cumplir con las obligaciones de servicio de la deuda en divisas”.
En síntesis, el FMI deja en forma explícita que no está de acuerdo con la forma en que el gobierno argentino manejó las reservas internacionales del Banco Central, al menos hasta el final de 2024.
La situación no cambió en la primera parte de 2025, incluso luego del acuerdo de abril.
De allí se puede inferir que esta incomodidad persistente es una de las razones por la cual el organismo demora la aprobación de la primera auditoría.
Tras el anuncio del acuerdo en abril, el Gobierno se plantó en su decisión de no comprar reservas hasta que el precio vaya al piso de la banda; lo cual no ocurrió.
Luego en varias declaraciones públicas, el Gobierno dejó en claro que “la acumulación de reservas no era un objetivo” sino que sería consecuencia “del éxito del programa”.
Asimismo el FMI, recomendó que el país se encamine hacia “una tasa de cambio más flexible, junto con una relajación gradual de las restricciones cambiarias restantes”. Esto ocurrió parcialmente desde mediados de abril.
El FMI también apuntó a la necesidad de que el país avance hacia “reformas para crear una economía más abierta y orientada al mercado”, porque “son clave para construir resiliencia y apoyar flujos de capital sostenibles a largo plazo para impulsar el vasto potencial externo de Argentina, incluyendo en energía y minería”.
El organismo ponderó las últimas medidas del gobierno en materia cambiaria, pero al mismo tiempo advirtió que el dólar no debe atrasarse.
“La reciente transición a un régimen monetario y cambiario más robusto (pasando de un crawling peg a un tipo de cambio flexible dentro de bandas relativamente amplias) permite un tipo de cambio más determinado por el mercado, aunque las políticas macroeconómicas restrictivas siguen siendo necesarias para lograr una balanza comercial sólida y la acumulación de reservas”, destacó.
En ese sentido señaló que “a mediano plazo, un tipo de cambio más fuerte podría justificarse siempre que las ambiciosas reformas estructurales en curso generen una mayor productividad y competitividad”.
El FMI consideró que “a cuidadosa flexibilización de las restricciones cambiarias, junto con políticas macroeconómicas restrictivas y una mayor flexibilidad del tipo de cambio, apoyará la siguiente etapa del plan de estabilización para impulsar las reservas, recuperar el acceso a los mercados internacionales y fomentar la inversión”.
El organismo también dejó un mensaje sobre la apertura indiscriminada al ingreso de capitales externos (golondrinas) para realizar “carry trade”: “Estas medidas deberán complementarse con políticas macroprudenciales estrictas para garantizar la sostenibilidad de los flujos de capital, evitando así los descalces de moneda y los flujos de capital volátiles (“hot money”) de no residentes”.