Antibióticos, nebulizaciones y corticoides... El hijo de Clara vivía con problemas en los bronquios y nada parecía hacerle efecto. La abuela le había recomendado un antiguo truco familiar: poner una cebolla partida al medio bajo la cama y hojas de eucalipto en la bañera. Probaron con todo, pero nada le quitaba el síntoma, a la noche el niño se despertaba con tos. Hasta que un día, una vecina le pasó el contacto de un médico homeópata con el que trataba sus problemas de tiroides desde hacía años. "No sabía bien qué era pero quisimos probar", cuenta Clara. "En la primera consulta el doctor nos preguntó de todo, parecía un psicólogo. Ese mismo día nos recetó los globulitos. Yo al principio dudaba, pero la verdad es que el tratamiento funcionó, al tiempo Joaquín empezó a estar mucho mejor".
La homeopatía es una de las medicinas alternativas más populares que existen. Aunque en el año 400 a.C el médico griego Hipócrates de Cos ya utilizaba sus métodos, fue creada en 1796 por Samuel Hahnemann, un químico alemán que estaba convencido de que las curaciones tradicionales provocaban en los pacientes más sufrimiento que beneficios. La base de la homeopatía es buscar el equilibrio. "Cuando la energía vital se desarmoniza por causas emocionales, traumáticas, físicas, tóxicas o infecciosas, aparece el síntoma. El síntoma puede ser de orden mental (ansiedad, insomnio, depresión) o físico (acidez, fiebre, colon irritable, migrañas). La enfermedad para la medicina homeopática es el desequilibrio de la energía vital. La curación se realiza con la prescripción de un medicamento homeopático que no ataca el síntoma directamente, sino que estimula la propia capacidad curativa", explica la homeópata Mariana Chapochnikoff.
En Europa más de cien millones de personas utilizan la homeopatía y el 75% de la población la conoce. En algunos países, como India, México y Brasil, está integrada al sistema de salud y la cubren las obras sociales. En Argentina hay alrededor de 8 mil homeópatas y, según los datos de la Asociación Homeopática Argentina, más de 300.000 personas reciben tratamientos de este tipo. Sin embargo, no le faltan detractores. El Parlamento Británico dictaminó que el único efecto curativo era el de servir como un placebo y el año pasado el Concejo de Salud e Investigación Médica de Australia publicó una investigación donde señala que "la homeopatía no es efectiva para tratar ninguna condición de salud". Según el español Manuel Collado, doctor en Biología Molecular e investigador en biomedicina, la homepatía es "una delirante propuesta que surgió hace dos siglos cuando nuestro conocimiento de la enfermedad era nulo y las terapias efectivas inexistentes. Después de décadas de riguroso trabajo científico y médico, hemos desarrollado terapias y medicamentos que cuidan de nuestra salud de un modo sin precedentes.
Como buena pseudomedicina, la homeopatía permanece inalterada y pertenece al borroso campo de las denominadas terapias alternativas, que son básicamente las que no funcionan, puesto que, de lo contrario, pasarían a formar parte de la medicina”.
Un punto a favor de la homeopatía, reconocido incluso por los médicos alopáticos, es que está comprobado que no tiene efectos adversos. El único riesgo que implica es que el paciente complique su situación por no hacerse un diagnóstico claro y por no llevar adelante el tratamiento tradicional que, muchas veces, es necesario. Mario Draiman homeópata de la Asociacion Médica Homeopática Argentina (AMHA), señala: "Hay varios tipos de pacientes, algunos vienen por prevención y otros llegan con enfermedades graves y se acercan al consultorio porque ya pasaron de médico en médico y notan que no mejoran o que se agrava su condición. Es importante resaltar que la homeopatía puede interacturar con la medicina tradicional sin ningún problema. En el caso del cáncer, por ejemplo, no se pueden obviar las terapias quirúrgicas, radioterapias o quimioterapias, pero sí podemos lograr que el paciente tenga un buen estado general y una buena evolución en los tratamientos".
Estimular las defensas
El principio de la homeopatía es curar lo semejante con lo semejante. A diferencia de la alopatía, que, por ejemplo, si un paciente tiene acidez, receta un antiácido, los homeópatas curan estimulando el propio sistema inmunológico y para eso realizan preparados con diferentes productos naturales diluidos en agua. Se usan más de 3.000 sustancias de origen vegetal, animal y mineral para tratar patologías leves, graves o crónicas, de origen psicológico y físico. Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina, dice: "Se ha observado que ciertas diluciones dentro del agua en las que no queda materia sí registran vibraciones. Esta dilución puede reconstruir la información genética de la materia. Una información instructiva de la que la homeopatía no puede olvidarse, a pesar de que muchos críticos dicen que no hay nada. Pero sí hay algo. Nosotros hemos demostrado que hay estructuras en el agua que son inducidas por vibraciones electromagnéticas".
Edzar Ernst, un investigador alemán que dedicó 20 años de su carrera a estudiar las llamadas pseudomedicinas, fue el primero en someter a las terapias alternativas al rigor de la ciencia. Su conclusión fue que el reiki, la homeopatía, la acupuntura y el resto de los métodos no tradicionales, son placebos que violan la ética médica. El año pasado publicó un libro llamado Un científico en el país de las maravillas, donde cuenta las dificultades que tuvo por investigar: desde falta de respaldo institucional hasta amenazas y presiones por parte de ministros e integrantes de las más altas esferas de poder. "Fueron dos décadas de conflictos interminables. Los que recetan estos falsos fármacos nunca han demostrado utilidad médica. Lo hacen porque no pueden hacer frente a las altas exigencias de la medicina convencional. Es casi comprensible que, si un médico tiene problemas para comprender las causas multifactoriales y los mecanismos de una enfermedad o no domina el complejo proceso de llegar a un diagnóstico y la búsqueda de un tratamiento eficaz, esté tentado de emplear en su lugar conceptos como la homeopatía, cuya base teórica es muchísimo más fácil de entender". Ernst asegura que los terapeutas alternativos son como "niños jugando" que se vuelven fanáticos, y plantea que el mayor riesgo es que el paciente abandone tratamientos duros pero efectivos, como la quimioterapia.
A diferencia de la medicina tradicional, que no le presta atención al paciente de manera integral y muchas veces receta medicamentos por protocolo o por presiones de los grandes laboratorios sin tener en cuenta las necesidades individuales, en la homeopatía el tratamiento siempre es personalizado. "No hay enfermedades, sino enfermos. Un paciente con tos puede necesitar un medicamento muy diferente a otro paciente con el mismo síntoma", dice Chapochnikoff.
"La curación de un paciente no es sólo la desaparición del síntoma que motivó la consulta, sino la armonización de su personalidad. El primer efecto del medicamento homeopático bien indicado es la mejoría del estado anímico, es muy importante este dato ya que si un medicamento cura un síntoma pero no mejora el estado energético del paciente sabemos que no es una curación. La medicina tradicional dice uno está enfermo porque tiene tos, nosotros planteamos que tiene tos porque está enfermo, el concepto es opuesto. La energía vital desequilibrada es la verdadera enfermedad y suele afectar a la totalidad del sujeto. No existe un remedio para la tos sino para ese paciente con tos".
Creer o no creer, probar distintos métodos e ir armando el propio camino, de eso se trata el asunto. •
Maternidad homeopática
Muchos recomiendan la homeopatía durante el embarazo y la lactancia, ya que no genera efectos secundarios y no implica ningún riesgo para el bebé, cosa que sí sucede con los remedios y antibióticos convencionales. Además de aliviar malestares como la acidez, las náuseas y los dolores de las contracciones, ayudan a recuperarse durante el postparto y a tener las defensas altas para llevar adelante la lactancia sin complicaciones. En España, los pediatras de la Sanidad Pública recetan homeopatía a los bebés y son los médicos que más la utilizan: hay más de 4.400 especialistas.