Mirá el capítulo Tolhuin de la miniserie Historias y leyendas de los pueblos de Argentina.
En el corazón de Tierra del Fuego, se erige Tolhuin, una localidad ubicada a 104 kilómetros de Ushuaia, la capital de la isla, que se convirtió en un punto neurálgico y en una parada obligada para los viajeros que visitan la provincia más austral de la Argentina. Su nombre deriva del vocablo Tol-wen, que en el dialecto aborigen selk'nam significa "corazón".
Allí, en el extremo sur del país, donde imperan los sonidos de la naturaleza y un estado de tranquilidad y silencio casi absoluto, se encuentra el lago Fagnano, conocido también como Khami y famoso por sus impactantes paisajes, sus aguas cristalinas y el turismo de aventura que recibe a lo largo de todo el año.
Tan calmo como virulento, este espejo de agua transparente guarda secretos que solo los habitantes de la zona conocen. Testigo de noches misteriosas y escenario de hechos inesperados, se dice que su mágica costa presenció acontecimientos esotéricos en más de una ocasión.
Así, en una nueva producción de Historias y leyendas de los pueblos de Argentina, un proyecto de Vía País que busca develar enigmas y mitos de enclaves distanciados de las grandes ciudades, al menos tres lugareños aseguraron haber visto luces extrañas sobre los senderos situados en las cercanías del cauce, similares a las de un objeto volador.
Durante tres días, un equipo de periodistas enviados especialmente para realizar una cobertura multimedia intentó desentrañar las leyendas alrededor del Fagnano y sumergirse en las tradiciones de los selk'nam y los intrigantes relatos de este pueblo de casi 3000 habitantes.
La iniciativa, que emitió transmisiones en vivo en las redes sociales, recibió apoyo y financiamiento de Facebook y el International Center for Journalists (ICFJ) de los Estados Unidos, y ya recorrió innumerables kilómetros en busca de las particularidades de distintos parajes y su gente.
Las luces sobre el lago
"Sabía que le había sacado una foto a algo raro. Pero cuando regresé a mi casa estaba tan cansado que me fui a dormir porque al día siguiente tenía que trabajar y no la revisé", dice Oscar Heredia, fotógrafo de Tolhuin. Esa noche de octubre de 2011, se dirigió al paseo que rodea al lago con el objetivo de fotografiar con su cámara el reflejo de la luna sobre el agua.
"Cuando llegué, la luna apenas iluminaba el lago. No pude sacar las fotos que quería, pero me quedé observando el firmamento desde el auto. Y fue entonces que, detrás de la hostería próxima al Fagnano, divisé unas luces que me llamaron la atención. Me bajé del coche para tomarles una imagen, pero en seguida aparecieron unas segundas luces, en este caso verdes. Afortunadamente, pude captar el momento a través de una foto, luego de una primera que salió oscura. Esta última es la que se difundió luego", recuerda Heredia lo acontecido.
“Tengo otra imagen sacada a 40 kilómetros, específicamente en la zona del lago escondido, de una mañana que fui a sacar fotos, ya que era un día realmente lindo. Y hay algo que atraviesa la imagen que todavía no sé qué es. No tiene la forma de un pájaro ni la de un helicóptero. Me di cuenta de esto al tiempo”, agrega.
Otro poblador que evidenció un hecho de estas características es el hotelero José Fregosini. "El objeto era de tamaño importante y las luces de diferentes colores encandilaban. En cuestión de segundos, se perdió en el horizonte. Antes de desaparecer por completo, se prendió una luz roja en medio del agua, que rápidamente se apagó", suma Fregosini su anécdota, y agrega: "Antes de eso, alcancé a ver un flash".
Rubén Maldonado, líder de la comunidad selk'nam, afirma que, hace un tiempo, llegaban al cerro Jeujepén naves espaciales que después se marchaban. "Una noche estábamos durmiendo y mi compañero me despierta para avisarme que estaba afuera la Policía. Llegué a ver flashes de colores y un halo de luz fugaz", describe.
Según explica el geólogo Federico Ponce, el lago está emplazado en el límite entre dos placas tectónicas que se mueven lateralmente una con respecto a otra. "Esto genera una falla y hace que sea complicado navegar, además de las grandes olas que se producen por los fuertes vientos. De acuerdo a estudios topográficos, esta extensa superficie de agua tiene una profundidad de aproximadamente 200 metros", detalla.
La opinión divide a los lugareños. Están los que eligen creer en las apariciones y otros que piensan que simplemente son leyendas populares. Por su parte, el Centro de Identificación Aeroespacial argentino, que investiga estos fenómenos, informó que no obtuvo material para realizar un estudio preciso de los supuestos hallazgos.