Ángel Di María se lesionó este martes mientras jugaba el partido entre la Juventus y Maccabi Haifa por la Champions League. A 22 minutos del comienzo, el futbolista se retiró por una molestia muscular posterior en la pierna derecha; y su mujer, Jorgelina Cardoso publicó un mensaje de apoyo.
“Todavía hay una hoja en blanco que escribir... Te amo con mucha fuerza @angeldimariajm”, escribió a través de sus historias en Instagram, palabras que el rosarino replicó y agradeció desde su red social.
El desgarro de “Fideo” junto a la recuperación de Lionel Messi, Paulo Dybala y Joaquín Correa, preocupan a Lionel Scaloni, el DT de la Selección, a cara del Mundial Qatar 2022.
La carta de Di María por su lesión previa al Mundial 2014
En 2014, previo a la final de Argentina ante Alemania, Ángel Di María se infiltró tres veces para poder jugar el partido tan esperado, ya que había sufrido lesiones en las tres derrotas en finales (Alemania y Chile, por duplicado), motivo por el que fue criticado y tuvo que someterse a tratamiento psicológico para superar ese momento.
La historia la contó el mismo en una carta publicada en la web The Players Tribune, en la que relató su vida a corazón abierto:
“Me acuerdo cuando recibí la carta del Real Madrid. La rompí antes de abrirla. Esto pasó en la mañana de la final del Mundial 2014, exactamente a las 11. Yo estaba sentado en la camilla a punto de recibir una infiltración en la pierna. Me había desgarrado el muslo en los cuartos de final, pero con la ayuda de los antiinflamatorios ya podía correr sin sentir nada. Les dije a los preparadores estas palabras textuales: “Si me rompo, déjenme que me siga rompiendo. No me importa. Sólo quiero estar para jugar”.
“Y ahí estaba, poniéndome hielo en la pierna, cuando el médico Daniel Martínez entró al cuarto con un sobre en la mano y me dijo: ‘Ángel, mirá, este papel viene del Real Madrid”.
“¿Cómo? ¿Qué me estás diciendo?”, le dije.
Me contestó: “Bueno, ellos dicen que no estás en condiciones de jugar. Y nos están forzando a que no te dejemos jugar hoy”.
Inmediatamente, entendí lo que estaba pasando. Todos habían escuchado los rumores de que el Real quería comprar a James Rodríguez después del Mundial, y yo sabía que me querían vender para hacerle lugar a él. Así que no querían que su jugador se rompiera antes de venderlo. Era así de sencillo.
Le pedí a Daniel que me diera la carta. Ni siquiera la abrí. Solamente la rompí en pedacitos y le dije: “Tirala. El único que decide acá, soy yo”.