En pleno casco céntrico de Helsinki se levantan las oficinas de DISPELIX, unas de las empresas de desarrollo tecnológico más prestigiosas de la “tierra de los mil lagos”. Hace no más de cinco meses, la empresa contrató al licenciado en física Tomas Libutti, a formar parte de uno de los proyectos de punta que encara: la fabricación de lentes de realidad aumentada, un producto de última generación de gran auge en países del primer mundo.
Es mediodía en la capital finlandesa. Los 10 grados de temperatura, lejos de marcar el otoño lo acercan más a una jornada estival. Libutti no necesita demasiada adaptación al clima, porque hasta hace unos meses y desde el 2015 vivió en Bariloche donde trabajaba para la empresa argentina INVAP.
Los lentes de realidad aumentada son para este correntino graduado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE el boleto que lo trajo a Finlandia. Su formación y experiencia lo ubican en un rol clave para el desarrollo del producto. Tiene a su cargo la evolución tecnológica del espacio o nexo entre los “paneles” (lentes) que fabrica DISPELIX y la imagen que se proyecta en ellos.
Para entender un poco más estos conceptos, es bueno saber primero qué es una lente de realidad aumentada. “Básicamente son lentes similares a las que se utilizan por prescripción médica, pero tienen la particularidad de contar con una tecnología que permite ofrecer imágenes que se superponen a la vista que se tiene del mundo exterior”, comenta Libutti.
Su utilidad es de lo más amplia e interesante. Uno de los primeros usos que se le dio fue el de reproducir un texto superpuesto al campo de visión de la persona. Esto le permitía al usuario del lente revisar noticias, mensaje de textos, etc. Este primer paso de la tecnología fue similar al que tuvieron los relojes inteligentes que sincronizaron su mecanismo con el celular, de donde se recibían los mensajes, llamados y notificaciones.
“En la actualidad se está trabajando con algo más complejo, se busca reproducir pequeñas imágenes y agregar al texto pequeños símbolos como una nube, o un sol, para el caso en el que el usuario lea un informe meteorológico”, detalla el licenciado.
Experiencia Bariloche
El área del conocimiento que Libutti vuelca para cumplir con su trabajo es básicamente el de óptica clásica y geométrica, a las que hay que agregar en menor medida otra área de la óptica moderna relacionada con “tratamiento superficial”.
El entrenamiento y formación en estas disciplinas las adquirió trabajando en INVAP a lo largo de seis años. Su vínculo con esta empresa nacional surgió al poco tiempo de graduarse de Licenciado en Física. En ese momento (año 2015), Libutti dejó de lado el doctorado que estaba cursando para presentarse a cubrir un puesto de “diseñador óptico” para un grupo que INVAP estaba reorganizado.
De esa manera este físico correntino paso a formar parte del Proyecto SABIA-MAR. El grupo en cuestión trabajaría en la carga útil de un satélite que tendrá como objeto de estudio las aguas costeras de la Argentina, recopilando información sobre el contenido de fitoplancton y mesoplancton de las aguas. Los datos son de vital importancia para la industria pesquera y el monitoreo del cambio climático.
Libutti junto al grupo tuvieron a su cargo la instalación de cámaras en el satélite para el estudio terrestre y marítimo de la Argentina. “Nos encargamos fundamentalmente de todos los estadios de la carga útil del satélite: diseño de todo el sistema óptico, búsqueda de proveedores, evaluación de elementos, armado de la carga útil, y dejé el proyecto para venir a Finlandia justo en el proceso de ensamble de los dispositivos del satélite”.
“Fue una experiencia sumamente enriquecedora con personas de una alta capacidad profesional que lamentablemente tuve que abandonar por las circunstancias por las que atraviesa la Argentina y por el desafío profesional que DISPELIX me ofrecía”, confesó.
A todo esto, los trabajos en el SABIA-MAR continúa, y la puesta en órbita del satélite está prevista para el año 2023.