Así como el 20 de octubre a Talleres le tocó en suerte la Zona 4 de la por entonces llamada Copa de Liga Profesional, y que pasó a conocerse como el “grupo de la muerte” porque la compartía con Boca, un Newell’s lleno de nombres trascendentes y el siempre complicado Lanús; en este sorteo no le fue tan mal.
A menos en los papeles, porque en la Zona Campeonato de la rebautizada Copa Diego Maradona, cayó en el Grupo B. Y en el A competirán Boca, River e Independiente. Terminar segundo en la primera fase detrás del Xeneize no fue perjudicial para los Albiazules.
Es cierto que debutará este fin de semana como visitante de un San Lorenzo que fue invicto en la primera ronda; y que afrontará tres encuentros en esa condición, y dos en el Kempes. Y que el primero será ante la sensación del torneo, el Atlético Tucumán de Ricardo Zielinski. Único equipo que ganó en sus seis presentaciones.
Después de este arduo arranque, la T se las verá en La Plata con el Gimnasia de Diego, que se ubicó segundo en la Zona 6 con 9 puntos (igual cosecha que Talleres), por sus dos triunfos, tres empates y una derrota.
En la cuarta y otra vez en Córdoba, recibirá a Banfield, que fue el escolta de River con once puntos (tres victorias, dos empates y un traspié). Y cerrará su participación en Santa Fe con un Colón que se ubicó primero en la reñida Zona 2, con 13 puntos y aventajando por uno a Independiente.
“Nadie daba nada por nosotros”, describió a la perfección Alexander Medina el cuadro de situación en vísperas de iniciar la competencia tan cuesta arriba. Ahora, en este todos contra todos de cinco partidos para determinar un finalista, que a mediados de enero disputará la final con el ganador del Grupo A, Talleres llega con aire, tonificado por una interesante primera fase y favorecido por un guiño del fíxture. Llega vivo, después del “grupo de la muerte”.