A pesar de que los colectivos del transporte urbano cuentan con rampas para discapacitados, las personas en sillas de ruedas viven toda una odisea para subir a un coche en Córdoba. Desde ser ignorados por los choferes hasta no recibir ayuda para bajar la rampa, algo que debería ser sencillo se transforma en una pesadilla.
Debido a esto, Vía Córdoba charló con una joven que utilizó sus redes sociales para darle visibilidad a estos hechos. Se trata de Celeste Maldonado, quien también contó que la ciudad, en general, no se encuentra preparada para personas en silla de ruedas.
COLECTIVOS EN CÓRDOBA: EL PADECIMIENTO DE UNA JOVEN EN SILLAS DE RUEDAS
Celeste tiene 21 años, es jugadora de la selección de fútbol femenino para amputados y desde hace siete meses, se moviliza en silla de ruedas. Antes utilizaba una prótesis en una de sus piernas, pero a partir de una cirugía, debió usar la silla.
“Cuando usaba la prótesis y podía caminar, no le prestaba atención a estas limitaciones que las personas con silla de ruedas enfrentan día a día”, escribió la joven en uno de los videos que compartió en sus redes sociales para mostrar las dificultades que padece al recorrer la ciudad.
Uno de esas limitaciones hace referencia al transporte público. “Reniego todos los días con los colectivos de todas las empresas”, dijo a Vía Córdoba. “Todos los días reniego porque no te quieren ayudar o porque no te dejan subir si no hay alguien conmigo”, agregó.
“Yo me manejo sola y no puedo tener una persona al lado mío, llevándome. Yo puedo hacer las cosas”, siguió. En este sentido, contó cuánto sufre la situación. “Una se siente muy excluida de la sociedad, como si fuéramos un problema para ellos”, contó.
ALGUNAS DE LAS TANTAS SITUACIONES QUE SUFRIÓ CELESTE
A través de las redes, Celeste compartió una serie de videos sobre cómo es la cotidianeidad de una persona en silla de ruedas por la ciudad de Córdoba. Entre los filmes, se encontraba lo que padece con los colectivos de la empresa Coniferal.
“El chofer no me quería subir porque era mejor esperar un coche con rampa piso bajo”, dijo la joven. Pasaron varias unidades, ninguna quiso subirla y muchos se excusaron en que la rampa no funcionaba. Según Celeste, esta es una situación habitual con todas las empresas de transporte urbano.
“Me parece una vergüenza que todavía se tenga que renegar con esto. Así sea mínima la cantidad de personas que usamos sillas de ruedas, nos merecemos el respeto y la integración social que corresponde”, explicó en el video.
“Te clavas esperando un coche con rampa, y luego no te quieren subir. Algunos ni siquiera saben manejar la rampa”, sostuvo. El límite de su paciencia fue alcanzado cuando un coche de Tamse no quiso abrirle la puerta porque iba lleno de personas. Celeste decidió bajar al pavimento y atrincherarse frente la unidad.
“Mi lugar de discapacitado está reservado. Yo no te voy a dejar mover. Ya me cansé de renegar”, exclamó en el filme. Al cabo de unos 10 minutos, algunos pasajeros descendieron y el chofer la dejó subir. “Te ponen una rampa por marketing, que es lo que hicieron cuando vinieron estos coches. Todo fue para hacer publicidad y fingir que nos integran”, dijo.
LA EXCLUSIÓN QUE SUFREN LAS PERSONAS EN SILLAS DE RUEDAS
“Uno se siente excluido en la sociedad, en todo ámbito. Me he prohibido ir a lugares que antes concurría siempre, solo porque no están preparados para silla de ruedas”, comentó. “No tienen rampa de ingreso y hasta los mismos taxis y autos te estacionan en las rampas de las calles. Es un desastre la ciudad, la gente, las calles, las veredas”, sostuvo.
En este sentido, Celeste confesó que durante dos meses no quiso salir de su casa por todo lo que vivía en su día a día. “Me hacía mal salir a la calle y renegar con alguien. Caí en depresión, no quería salir y hasta llegué a pensar que no tenía que existir”, expresó. Agregó: “No es una situación linda porque uno se siente muy excluida, como si fuéramos un problema para la sociedad”.
“Es bastante triste, la paso mal y no es solo por mí que hago este reclamo. Pienso en la gente que no puede. Yo me manejo bien para todos lados, no necesito ayuda, pero hay gente que no, que no puede hacerlo. Es doloroso. Nadie piensa en nosotros, en la gente discapacitada”, cerró.