Con el cierre de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, tanto deportistas como entrenadores empiezan a mirar hacia adelante y a proyectar nuevos objetivos. Héctor Bochi Sosa es el entrenador de la nadadora Delfina Dini, quien vuelve a Córdoa con diplomas olímpicos (en 800 y 400 metros libre, respectivamente).
La cordobesa cumplió una destacadísima actuación y más allá de su felicidad y la de su familia, también está la valoración de su entrenador (el mismo que llevó a conquistar el bronce olímpíco en Atenas 2004 a Georgina Bardach). "Ella conmigo cumplió con creces", dice a Vía Córdoba el "Bochi".
Y destaca las virtudes de la nadadora que cumplió 17 años el mismo dia que debutó en los Juegos Olímpicos de la Juventud: "Su gran virtud es el trabajo. Delfina es trabajadora e inteligente. Su punto fuerte está en la cabeza, en el convencimiento, la autoconfianza, la entrega. Es muy voluntariosa, me cree mucho y eso es clave. El entrenamiento es cuestión de fe y ella tiene fe en ese entrenamiento y en lo que hacemos. Yo me siento muy halagado con ese respeto".
Sosa es un convencido que el deportista se nutre de lo que le transmite el entrenador, de la vibración que se produce entre ellos y con Dini esa simbiosis se produjo. "No es solo la indicación que le das sino cómo se la das. Creo que contribuye mucho crear un clima de tranquilidad; como el nombre lo dice esto es un juego y si no lo disfrutas perdiste", indica.
Y sigue: "El deportista participa en un todo, no es solo el cuerpo. Acá tenés que entrenar la cabeza, el intelecto; yo siempre digo que hay un momento en que los grandes deportistas no solo ganan con el cuerpo y la cabeza, también se gana con el espiritu. Ellos deben tener un equilibrio, saber manejar la presión, la ansiedad, dormir la noche anterior. No tengo dudas que estos chicos tienen muchos méritos, son diferentes".
Pero como en todas las disciplinas (y en especial las individuales), la familia es quien apuntala en todo momento. Es clave y por esta razón el entrenador cordobés cada vez pone más enfásis en este aspecto. "Los padres terminan siendo quienes ponen el límite del convenicimiento del hijo. El trabajo es muy amplio y de muchos años, entonces uno tiene que convencer y generar una mentalidad en los padres de que vale la pena. Que el proyecto educativo es útil y el entrenamiento para llegar a un nivel olímpico es de una filosofía bastante profunda", aclara Sosa.
Y en esa filosofía y trabajo a largo plazo está también el futuro del deportista. En este caso de Delfi Dini, quien en noviembre competirá en el Sudamericano y luego tendrá que pensar en el después. "El después de estos Juegos es Tokio, pero siempre hay que darle la posibilidad al nadador de que decida sobre su vida porque está inviertiendo lo más importante que tiene: su tiempo", explica Héctor "Bochi" Sosa.
Y cierra: "Si ella está convencida y cree que el tiempo que invierte lo justifica ampliamente, bienvenida la continuidad. Pero esto es convencido con alegría, con ganas, nunca deber ser una tortura. Po más que ganes si la pasas mal, perdiste".