Hace más de una hora que el partido final del hockey 5 de los Juegos Olímpicos de la Juventud llegó a su fin. Ya pasó la premiación y miles de argentinos siguen pugnando por una selfie o la firma de alguna de las chicas argentinas, flamantes campeonas en Buenos Aires 2018.
Como en los partidos anteriores, ellos siguieron el decisivo desde una de las tribunas. Lo sufrieron, lo disfrutaron. Marcelo y Cecilia son los papás de Sofía Ramallo, una de las tres cordobesas que luce con orgullo la medalla dorada en el pecho. Ellos saben del sacrificio de Sofi, quien con menos de 17 años asumió una vez más el compromiso de prepararse para vestir la celeste y blanca. Y hoy todavía no terminan de caer. Tienen a una campeona olímpica en casa.
"Todo es por ella. Uno sufre, vive y disfruta por ella. El lunes vuelvo a mi trabajo, soy el mismo y ella es la que hace su vida, su recorrido y lo disfruta. Siempre se sacrificó, nunca tuvo nada regalado", dice a Vía Córdoba Marcelo.
Es difícil disimular la emoción. El partido fue intenso y cuesta bajar la adrenalina. "Los 20 minutos del partido fueron terribles. ¡Mirá que hemos vivido seleccionados argentinos con Sofi desde los 14 años! Desde los 12 que participa en los seleccionado de Córdoba, pero nunca nos imaginamos esto, fue una locura", explica.
Y agrega: "Una emoción terrible. Es una mezcla de sensaciones inexplicables".
La jugadora de la U tuvo una destacada actuación durante todo el torneo. Pero para eso debió seguir una larga preparación y estar fuera de casa. Su camino lo tuvo claro siempre y desde chiquita dejó lo mejor para ganarse un lugar. Eligió el hockey a los cuatro y 13 años después consigue su primera medalla olímpica.
"Ella siempre creyó en esto. De chiquita siempre le regalaban la camiseta de Las Leonas y ella se la sacaba y decía: 'No, no, no. El día que me la ponga me la voy a ganar yo' Y fue así. Ahora se ganó la de Las leoncitas", cuenta con emoción Ramallo.
La familia es un pilar fundamental en el desarrollo del deportista, ellos lo saben y la acompañan en todo. Y como lo hacen en cada torneo que Sofi juega, ya sea en el club o con los seleccionados, desde que empezaron los Juegos estuvieron presentes en cada partido de Argentina. "Nosotros trabajamos los dos y los torneos son nuestras vacaciones", explica.
Este seguramente será especial y quedará entre los recuerdos más preciados. Como el del día que se enteraron de la convocatoria. "El día que dieron la lista de la primera convocatoria a estas concentraciones nacionales íbamos con Ceci en el auto y cuando nos enteramos empezamos a festejar. Era un pasito más, pero nos miramos y dijimos: no está más, empezó a volar y a volar".
Y Sofi voló. Y en ese vuelo alcanzó su sueño más preciado: colgarse la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Pronto dará vuelta la página e irá por más. Será parte del crecimiento como deportista y en ese proceso, Marcelo y Cecilia seguirán acompañándola. Porque como ellos mismos lo dijeron: sufren, viven y disfrutan por Sofía.