Por Laura Giubergia
"Cuando me dijeron que no era hija de esa mujer, sentí alivio". Con esa frase grafica Carina el momento en el que integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo le comunicaron que quien la había criado como su madre, no lo era en realidad. Y pese a que aún no conoce sus orígenes, esa información fue liberadora porque vino a confirmar algo que siempre sintió. Tenía 23 años, acababa de perder a un hijo y, sin saberlo, ya habían cotejado su ADN con el Banco Nacional de Datos Genéticos cuando tenía 16.
Blanca Yolanda Rosavik hizo sola los trámites de la "adopción" y la anotó con su apellido: Carina Rosavik. Ella, en cambio, le pidió varias veces a quien creía su padre que le diera su apellido, Otárola. "Me decía que no podía. Hoy, tengo que usar en la vida Rosavik, pero elijo Otárola", cuenta Carina. "En mi búsqueda encontré una partida en la que figuro como Carina Martínez, y según pude averiguar, el Martínez sería inventado, con la M de Morón que es donde nací".
Así, lo poco que ha podido hilar Carina de su vida es que nació en diciembre de 1976 en Buenos Aires, de una madre supuestamente moribunda que habría dicho que no la podía criar, y que por ello llegó a manos de quienes luego la adoptaron como sus padres.
Hoy, la vida y la búsqueda pusieron a Carina en el grupo Nosotros, integrado por personas unidas por el deseo y la necesidad de conocer su identidad, y otras que buscan a hijxs arrebatados al nacer. Se ocupa de la comunicación de los casos en el grupo de Facebook, en donde acompaña cada posteo de historias y fotos, con un pedido de difusión para llegar a alguien que pueda aportar algún dato. Entre esos casos, también difunde el propio.
Nosotros. Desde hace tres años, motorizado por Roxana Leiva, Ramón González y Silvia Urquía, nació "Nosotros". "Ellos estaban en búsquedas similares, y a medida que hablaban con otras personas que atravesaban lo mismo, decidieron formar el grupo", repasa Carina.
El puñado de 10 personas que eran al principio, se multiplicó hasta los cerca de 150 que tiene el grupo actualmente. Se pusieron en contacto con María Gracia Iglesias, de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, delegación Córdoba, quien amadrina también a “Herman@s y Madres del Alma”.
En este tiempo han podido resolver cuatro casos: una madre que encontró a su hija, y tres buscadoras que encontraron a sus madres o padres, y en algunos aún no se produjo el encuentro cara a cara sino sólo el contacto. “Cada vez que llega un nuevo caso, María Gracia abre un legajo con la investigación, se busca la mayor cantidad de datos posibles para tratar de que se rompa el pacto de silencio, porque en muchos casos las familias saben pero no dan el paso de contar eso que saben”, explicó.
Cuatro décadas. La mayoría de las búsquedas son de personas nacidas entre las décadas del ´50 y las del '90. "Incluimos a personas apropiadas y también a personas adoptadas, porque hubo muchas adopciones irregulares y los expedientes no son reales. Son casi todos de Córdoba, pero tenemos también algunos de otras provincias", precisa María Gracia.
ADN. A través de la Secretaría, los interesados pueden acceder a un análisis de ADN gratuito, el que consiguen una vez por mes gracias a una donación. "No sería posible hacer tantos cotejos por los costos, pero gracias a Carlos Vullo, del instituto Lidmo, hacemos uno cada mes gratis. Nos ofreció esa donación una vez que fui a pedirle un descuento", cuenta María Gracia Iglesias.
Más difícil. Aunque el tráfico de bebés continúa sucediendo, hay diversos factores que propiciaron su disminución en los últimos años. "El derecho a la identidad, la existencia de los ADN, antes de 1970 ni siquiera hacía falta un certificado médico para anotar a un niño", enumera María Gracia. Y valora que con los tratamientos de fertilización, hay a su vez más parejas que pueden gestar un bebé aun cuando naturalmente no podían, reduciendo así la demanda del mercado clandestino.
“Lo que tenemos que lograr es una legislación que ampare a las madres despojadas de sus hijos. Hoy por hoy, los hijos con el derecho a la identidad tienen un paraguas legal imprescriptible para buscar sus orígenes, pero el derecho de las mamás prescribe a los 10 años”, explica.
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Mamá, buscame
Hoy, desde las 11, se va a pintar un mural colectivo en el Paseo de las Artes (Achával Rodríguez y Cañada), llamado "Mamá, buscame", del que participarán Nosotros y Herman@s y madres del alma. "Es el primero de una serie de murales que vamos a hacer, queremos que sea una fiesta, con radio abierta y música, para vivirlo con alegría. Porque es tan engorroso el camino de la búsqueda, que queremos que esto sea alegre", describe María Gracia Iglesias.
El artista Darío Coronda coordinará la actividad, que tiene como objetivo que las madres a quienes les han arrebatado a sus hijos al nacer, salgan a la búsqueda. “Vamos a hacer una mesa debate, para reflexionar desde la psicología, desde la legalidad, para que cada grupo explique su razón de ser”, apunta María Gracia.
Coronda es un artista que vive en Buenos Aires, que busca sus orígenes y forma parte del grupo Nosotros.
Para agendar. El grupo Nosotros Buscando identidades biológicas Córdoba/Argentina se reúne el último viernes de casa mes, en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (Rivadavia 150, galería de la Merced, 1° Piso, L 25). Podés encontrarlos en Facebook.