La devoción por San Cayetano está intacta en Córdoba

Trabajo. Una multitud se congregó ayer en las calles de barrio Altamira para pedir o agradecer por el empleo en un marco muy particular.

La devoción por San Cayetano está intacta en Córdoba
La procesión copó las calles de barrio Altamira, donde hubo muchos vecinos de distintos puntos de la ciudad\u002E

Agradeciendo por lo que se tiene. Pidiendo por lo que falta, rogando por aquellos que están sufriendo. La postal se repite cada año en barrio Altamira, en el marco de la procesión que se lleva a cabo en sus calles rindiendo tributo a San Cayetano, el patrono del trabajo.

Más de 1.500 devotos se dieron cita este 2017 en esa zona en un contexto muy particular, con un guión de la procesión que se armó con el mensaje del Papa a los movimientos sociales de Bolivia, que subraya el derecho de todas las personas a las tres T: trabajo, tierra y techo.

La ceremonia fue presidida por el padre Sergio Mancini, quien actualmente es el máximo responsable de la parroquia de barrio Altamira. Para el sacerdote, fue su primer San Cayetano en la plaza ubicada en el sudeste de la ciudad. Mancini no quiso estar solo y les pidió a sus colegas Mariano Oberlín, Marcos García, Quito Mariani y Norberto Arroyo que lo acompañaran en la procesión y la misa.

“Ojalá toda esta gente viniera a dar gracias por tener trabajo, pero todos sabemos que falta. No obstante, hay que decir que esta no es una celebración política, sino que es una celebración muy evangélica que recoje todas las realidades humanas, y el trabajo o la falta de trabajo son realidades que desafían nuestra existencia y nos hacen elevar una plegaria por los que lo necesitan”.

“El mensaje que nosotros queremos dar proviene del Evangelio y considera al trabajo como una herramienta de inclusión, eso es lo que verdaderamente debe hacer, la economía debe generar trabajo para dignificar a los hombres, el neoliberalismo es lo opuesto a lo que nos enseña la Biblia”, remarcó el párroco en el diálogo previo con la prensa pero también durante su mensaje a los fieles.

Los fieles que concurrieron a barrio Altamira venían desde distintos puntos de la ciudad, tan distantes como Argüello, Villa El Libertador o Alberdi, sólo por nombrar algunos barrios de la ciudad Capital.

La mayoría se acercó para pedir por trabajo y ayuda para aquellas personas que se quedaron sin empleo durante los últimos meses.

El único político conocido presente fue el embajador argentino en Ecuador, Luis Juez, quien va cada año a participar de esta manifestación de fe. Juez adoptó un bajo perfil durante la ceremonia.