Por Alejo Gómez.
Hugo Orlando Acevedo (40) acepta hablar por teléfono. No quiere fotos ni cámaras; desea recuperar cuanto antes su vida, que "recomenzó" este miércoles al recuperar la libertad después de pasar dos meses y una semana en el módulo MD1 de Bouwer, imputado por robarle las zapatillas a Emanuel Balbo cuando agonizaba en el suelo del Estadio Kempes.
"Hurto calamitoso" es el delito que pesa sobre este hombre, quien aguardará el juicio en libertad luego de que la jueza de Control María Celeste Ferreyra le dispuso una fianza considerando una serie de atenuantes, entre ellos que se presentó ante la Justicia voluntariamente, colaboró con la investigación, confesó dónde estaban las zapatillas de Emanuel, no tiene antecedentes penales, tiene trabajo estable e hijos a cargo y el delito que cometió conlleva una pena menor (excarcelable).
La figura del "hurto calamitoso", contemplado en el artículo 163 del Código Penal, especifica en el segundo inciso una pena "de entre 1 y 6 años" cuando se comete "con ocasión de cualquier otro desastre o conmoción pública o de un infortunio particular del damnificado".
La jueza destacó los intentos de Acevedo de reparar el daño cometido y cedió su liberación a cambio de una serie de requisitos. En el mismo fallo confirmó la prisión preventiva de los seis acusados por el homicidio agravado de Balbo.
Ya de regreso en su casa del noroeste de la ciudad de Córdoba, Acevedo le dice a Día a Día que la gente "está en su derecho" de criticarlo, pero pide que no lo juzguen por su error. "No ando en el delito, no tengo antecedentes, trabajo desde los 14 años. Fue un error, un único error en mi vida, y me está costando todo", sostiene.
"La gente que me conoce, me apoya porque sabe que no soy así. Por ejemplo, mis patrones conservaron todo este tiempo mi trabajo porque saben quién soy: un hombre que cometió un error, nada más", dice.
"Con lo que me pasó, y después de haber estado todo este tiempo en la cárcel, aprendí que no hay que juzgar tan fácil desde afuera. Todas las personas cometemos errores en nuestras vidas; lo mío fue en ese momento, en ese lugar, en una circunstancia particular, y me hago cargo de mi equivocación", expresa.
Las zapatillas de Emanuel Balbo fueron halladas tres días después de su muerte en un descampado de barrio Autódromo, luego de que Acevedo confesó a la Policía dónde las había tirado. Este es uno de los puntos que destaca la jueza en su fallo: que el acusado intentó reparar el daño.
"Quiero pedirle disculpas a la familia Balbo. Hice un mal y estoy arrepentido. Si fuera por mí, los llamo para pedirles perdón. Pero no sé cómo lo tomarán. Quiero que sepan que lo lamento", apunta.
El momento del hurto. Asesorado por su defensora, Constanza Colqui Acosta, Acevedo reconstruyó aquella tarde. "Todo esto pasó en el entretiempo. Vi una avalancha de gente y me acerqué a ver qué pasaba. Yo estaba en la parte baja de la tribuna, así que nunca vi cuando tiraron a Emanuel. De eso no tengo nada que ver. Eso ocurrió en la parte alta de la platea", explica.
"Soy sincero: nunca supe que se trataba de un hincha al que habían arrojado. Vi la avalancha de gente, me acerqué y no sé por qué lo hice, pero lo hice: le saqué las zapatillas sin pensar y me fui. Después, cuando me di cuenta de lo que había hecho, ya era tarde", confiesa.
"Fue un gravísimo error de mi parte. Fue un segundo sin pensar, no se me cruzó nada por la cabeza. A mí no me hace falta robar, no necesito un par de zapatillas de otra persona. Siento mucha angustia", insiste.
Acevedo envolvió las zapatillas en un buzo y siguió mirando el partido. A la salida, de regreso a su casa, escuchó que un "naranjita" le comentaba a otro que el "hincha de Talleres" (como se pensó en un primer momento) estaba grave. "Ahí me enteré de lo que había pasado. No lo podía creer. Quise dejar las zapatillas ahí mismo, pero me asusté porque había mucha gente. Cuando estaba llegando a mi casa las tiré en un descampado. Estaba muy mal con lo que había hecho", cuenta.
"No planeé hacer lo que hice; fue una cosa del momento, una equivocación. Sucede que quedé pegado a quienes tiraron a Emanuel desde la platea", se lamenta.
Arrepentimiento. Dos días después, Emanuel murió en el Hospital de Urgencias. "Me partió el alma la noticia. Sentí un dolor.... rezaba para que se recuperara. Me sentí cada vez peor y decidí entregarme", señala.
A mediados de semana, Acevedo se presentó con su abogado en la Fiscalía de Liliana Sánchez. Antes de quedar detenido, le dijo a la Policía dónde estaban las zapatillas de Balbo.
Hoy, después de más de dos meses preso, quiere retomar su vida. "No sé qué me pasó. Ahora debo soportar que me juzgue todo el mundo, y hasta cierto punto lo entiendo. Pero quiero aclarar que fue una equivocación como tenemos todos. Un error que no volveré a repetir", asegura.