Repentina y trágica. Así fue la muerte del cineasta y docente cordobés Pablo Baur, muy querido en el ambiente no sólo por las tareas que desarrollaba en su profesión sino también por el trabajo social que llevaba adelante en la enseñanza de las artes visuales.
Pablo tenía miles de ideas y proyectos en la cabeza por hacer y también empezando a concretar.
La muerte lo sorprendió cuando estaba en pleno trabajo de uno de sus mayores sueños: dotar a una escuela primaria pública de un sector vulnerable de la ciudad de su propia sala de cine, con todas las de "la ley".
En eso no estaba solo. Sus compañeros y amigos lo acompañaron en la aventura que se había propuesto para la escuela Antártida Argentina, ubicada en el noreste de la Capital y que tiene un total de 370 alumnos.
A ella asisten chicos que pertenecen principalmente a las comunidades gitana, boliviana y peruana.
El proyecto El Cine va a la Escuela fue llevado adelante por el propio Pablo y Daniela Bernárdez.
En los fundamentos, sostenían: "Uno de los grandes cometidos que la escuela debería fomentar es dar a ver el mundo a los alumnos, hacerlos capaces de mirar, ver y disfrutar con la realidad, su realidad u otras realidades. Y tal cometido es especialmente importante en aquellos lugares degradados en los que nada es amable. Porque una transformación de la mirada a través del cine la hará, cuanto menos, más habitable", señala el portal Qué de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
La Antártida Argentina será la primera escuela primaria pública de Córdoba en contar con sala de cine propia
Pantalla gigante, 50 butacas, piso de goma, proyector y sonido de alta calidad era la idea de Pablo.
Una experiencia de pedagogía a través del cine, destinada a los estudiantes, sus familias, las demás escuelas de la zona y la comunidad.
Daniela y Franca Pratto –quien lo reemplaza en ese espacio– con la ayuda de Robles y Alejandra Restagno, compañera de Pablo y docente de la FCC-UNC, y el renovado apoyo de la dirección de la escuela, están cerca de trocar el sueño en realidad.
"En la escuela están felices y el proyecto de Pablo siempre tuvo el visto bueno. El problema es que no hay dinero, porque la escuela es pobre, la comunidad es muy postergada y el Ministerio de Educación no tiene recursos para sostener una experiencia de cine en la escuela. Entonces, esto empezó como una quijotada de él, que con sus propias manos se puso a tirar las paredes de durlock, juntó los recursos y comenzó a gestionar el apoyo del Polo Audiovisual Córdoba", contó Alejandra a ese medio.
El Polo Audiovisual Córdoba donó 33 butacas rescatadas de un viejo cine de Rosario Esperanzado con poder inaugurar el 5 de diciembre próximo.
Para receptar los aportes solidarios a la iniciativa, habilitaron una cuenta bancaria a nombre de Daniela Bernárdez, una de las responsables del proyecto, con el CBU: 0200392211000081476080.
Contactos de prensa
* Daniela Bernárdez: 351 5552278
* Federico Robles: robles.federico@gmail.com