Gustavo Fernandez se sacó la espina, este domingo por la mañana se coronó en el último Grand Slam que le faltaba, Wimbledon. Pero el momento más tierno se vivió previo a la ceremonia de premiación.
El hombre nacido hace 25 años en Río Tercero ya había ganado su partido al japonés Shingo Kunieda por 4-6, 6-3, 6-2. De esta forma alcanzaba su tercer Grand Slam en el año tras coronarse en el Abierto de Australia y Roland Garros.
Cuando esperaba para la premiación una pequeña figura saltó a la cancha y corría por detrás de él hasta que se le acercó. El locutor dijo "Hola" y ahí Gusti se percató y se dio vuelta, se sorprendió al ver a la pequeña Elena, su sobrina y ahijada.
Ambos se fundieron en un tierno y duradero abrazo. Luego la pequeña salió corriendo y volvió a la tribuna para poder ver a su tío recibir el trofeo y levantarlo al cielo. Esa actitud generó gran ternura en el público que terminó aplaudiendo a la niña y a Gusti.
Ahora el "Lobito" irá por el cuarto Grand Slam en el año, el sexto en su carrera, cuando tenga que competir en el US Open durante el mes de agosto en Nueva York.
