La Siembra Directa o Labranza Cero es un sistema de producción agrícola en el cual la semilla es depositada directamente en un suelo no labrado donde se han mantenido los residuos del cultivo anterior en superficie. En inglés se conoce como “no-tillage” o “zero tillage”.
Máquinas especiales de Siembra Directa equipadas generalmente con discos (mínima injerencia en el suelo) o con cinceles (alta injerencia en el suelo) abren un surco estrecho en el suelo cubierto de residuos vegetales que es solamente de ancho y profundidad suficiente para poder depositar la semilla a la profundidad deseada y cubrirla con suelo. Ninguna otra operación de labranza es realizada.
El objetivo es mover la menor cantidad de suelo posible para de esta forma no traer semillas de malezas a la superficie y no estimularlas a germinar. La mayor parte de los residuos del cultivo anterior (rastrojos) permanecen en su formato original distribuidos como mulch (capa de materia orgánica suelta).
Si el suelo es removido aunque solamente en forma superficial entonces el sistema no puede ser catalogado como Siembra Directa siendo generalmente definido como labranza mínima o reducida.
Sistemas de siembra que labran o mezclan más de 50% de la superficie del suelo durante la operación de siembra no pueden ser denominados Siembra Directa (Linke, 1998, Sturny et al., 2007).
El control eficiente y oportuno de malezas es la clave para la aplicación exitosa del sistema. El control de malezas se realiza mediante herbicidas así como a través de la utilización de rotaciones de cultivos adecuadas que también incluyen los abonos verdes y cultivos de cobertura.
Algunos de los efectos benéficos que este sistema aporta al medio ambiente como el control de la erosión, el mejoramiento de la calidad del agua, una mayor infiltración de agua en el suelo que influye también en reducir el peligro de inundaciones, así como influencias positivas sobre el cambio climático a través del secuestro de carbono en el suelo, vienen a evidenciarse solamente después de varios años del uso ininterrumpido y continuo del sistema.
La Siembra Directa está siendo utilizada en todo el mundo en más de 150 millones de hectáreas aproximadamente bajo las más diversas condiciones de clima y suelo.
La aplicación exitosa de este sistema conservacionista está basada en su utilización continuada, similar a una pastura permanente y en la diversificación mediante el uso de rotaciones de cultivos y la inclusión de abonos verdes.
Algunas exigencias especiales del sistema deben ser satisfechas para evitar fracasos y los pasos para una adopción exitosa de la Siembra Directa deben ser seguidos (Duiker and Myres, 2006, Derpsch, 2008).
El hecho de que el suelo no es labrado y de que permanece permanentemente cubierto con residuos vegetales tiene como resultado un eficiente control de la erosión, el secuestro del carbono atmosférico en el suelo, un aumento de la actividad biológica del suelo, una mejor conservación del agua y mayores retornos económicos a través del tiempo (Derpsch, 2010).
Finalmente, la Siembra Directa es el único sistema de producción agrícola que cumple con los requerimientos de una producción agrícola sustentable inclusive bajo condiciones extremas de clima y suelo.