Inoculación en Leguminosas

La incertidumbre o incluso la falta de información sobre la realidad de la fijación biológica del nitrógeno (N) por las leguminosas o fabáceas cultivadas, convierte el objetivo de obtener inoculantes más eficaces en un punto fundamental para el éxito de estas especies en diferentes ambientes climáticos y edáficos.

Inoculación en Leguminosas
Semillas de leguminosas

En zonas con historia de leguminosas en las pasturas, los suelos pueden contener cantidades importantes de rizobios específicos para estas especies. Sin embargo, en la mayoría de los casos se desconoce cuál es la contribución real de estas bacterias nativas o naturalizadas a la fijación del N, y por tanto, a la productividad de las pasturas.

Bajo condiciones óptimas, la inoculación puede resultar en incrementos productivos varias veces superiores, lo que evidencia el impacto agronómico, económico y ecológico de esta práctica. No obstante, las condiciones particulares en cada caso pueden determinar que la incorporación de las cepas útiles resulte ineficaz. A menudo, la existencia de estrés ambiental condiciona la eficacia, lo que genera la necesidad de obtener bacterias adaptadas a dichas condiciones. El estrés de tipo abiótico, por ejemplo: sequía, anegamiento, salinidad, compactación del perfil que provoca escasez de aireación, acidez edáfica o corte intenso, afecta la viabilidad y persistencia de los rizobios y por lo tanto al propio proceso de fijación simbiótica de N.

Siembra y Fertilización con rastra.
Siembra y Fertilización con rastra.

Una adecuada introducción de estas bacterias en las semillas debe realizarse para asegurar un correcto establecimiento de las fabáceas y su desarrollo posterior como integrantes de las pasturas perennes y cultivos de cobertura. A todas se les deben incorporar bacterias de los distintos géneros de Rhizobium para formar la asociación simbiótica en sus raíces y a partir de esta, fijar el N de la atmósfera. Este N es utilizado por las propias forrajeras para su crecimiento y, además, pueda ser aprovechado por las gramíneas asociadas, luego de que se libera a la rizósfera, al morir la parte radicular y/o los nódulos. De esa manera, a través de este proceso biológico, se logra una fertilización natural, reduciendo el uso de fertilizantes químicos, con el consecuente ahorro y disminución del impacto ambiental.

Los rizobios son habitantes normales del ambiente edáfico, al menos en los suelos ganaderos y aquellos que mantienen una rotación de agricultura con pasturas, aún en ausencia de su huésped y provienen tanto de la población nativa como de anteriores inoculaciones.

En consecuencia, cuando se siembra una fabácea, los microorganismos ubicados en la rizósfera afectan, de acuerdo a sus características, la nodulación y el establecimiento de la leguminosa introducida. El Sinorhizobium meliloti = Ensifer meliloti, comb. nov. = Rhizobium meliloti Dangeard infecta en forma benéfica a la alfalfa (Medicago sativa L.) y al trébol de olor de flor blanca (Melilotus albus Medik. var. annuus Coe).

En el caso de la alfalfa, existen comunidades nativas o naturalizadas, en número variable y a distintas profundidades y la nodulación depende de una correcta inclusión de estos microorganismos con la simiente. Con frecuencia, en los muestreos iniciales cercanos a la implantación, las técnicas habituales para su detección arrojan resultados negativos o bajos. Sin embargo, cuando los cultivos sin el agregado de los Rhizobium específicos comienzan a desarrollarse, aparecen nódulos espontáneos, que son consecuencia de la estimulación ejercida por las plantas de alfalfa sobre estas poblaciones de muy bajo número de individuos por peso de suelo. Los preexistentes o naturalizados al igual que los aportados por la simiente son capaces de constituir masas nodulares funcionales y eficientes en diferentes sitios evaluados y a lo largo del ciclo de la forrajera.

Laboratorio donde se inspeccionan inoculantes para leguminosas
Laboratorio donde se inspeccionan inoculantes para leguminosas

Se observa su presencia activa en raíces creciendo hasta profundidades superiores a 1,10 m. Los microorganismos aportados por el inoculante componen, en promedio, el 50 % del total de la masa nodular recolectada durante los dos primeros ciclos y el 27 % durante los dos últimos. Hay evidencias que la infección con la variante B 399 INTA, muy usada en el país y como consecuencia del proyecto denominado Pronalfa INTA como resultado de experimentos realizados en áreas ganaderas tradicionales, es de adecuado comportamiento para la capacidad de producción de forraje de alfalfa. Existen en el mercado otras cepas de igual performance que la nombrada, siendo utilizadas en los productos comerciales de apropiada calidad, que son incluidos con el peleteo o pildorado.

El Rhizobium leguminosarum sv trifolii debe usarse para trébol rojo, trébol blanco y los anuales como t. persa (Trifoliun resupinatum L.) y t. de Alejandría (Trifolium alexandrinum L.) y demás tréboles verdaderos.

En las vicias (Vicia sativa L.; V. pannonica Crantz.; V. angustifolia (L.) ex Reichard.; V. narbonensis L.; V. villosa Roth; V. dasycarpa (Ten.) Cavill.; V. benghalensis L. o V. atropurpurea Desf. ) se debe agregar a Rhizobium leguminosarum vs. viciae.

El Lotus corniculatus L. es nodulado en principio por especies del género Mesorhizobium: M. loti, M. amorphae, M. taishanense, and M. septentrionale. Lotus uliginosus se asocia con Bradyrhizobium. Los estudios taxonómicos muestran que lotus tenuis (Lotus glaber Mill. = L. tenuis Walds. et Kit. ex. Willd. = L. tenuifolius Pollich ex. Rchb.) en los suelos de la pampa deprimida, cuenca del río Salado, puede ser infectado con varios tipos distintos: Mesorhizobium (M. ciceri, M. loti, M. tianshanense, M. amorphae, M. mediterraneum); Rhizobium (R. etli, R. gallicum, R. tropici); Agrobacterium (A. tumefaciens) y Aminobacter (A. aminovorans).

Con independencia de su filiación taxonómica, todos estas bacterias manifiestan un estrecho rango de hospedadores, capaces de nodular lotus tenuis (y con alguna probabilidad también lotus corniculado). Para lotus corniculado y lotus tenuis existen poblaciones nativas que son efectivas, por lo que en caso de fallas en la introducción de las variantes mejoradas se van a formar nódulos efectivos a partir de las presentes, aunque perdiendo producción de pasto, debido a que la cepa naturalizada es menos eficaz que la incorporada. En algunos casos, la comunidad nativa del ambiente edáfico está constituida por microbios “parásitos”. En estos casos, el éxito en la implantación del cultivo dependerá de que las bacterias agregadas con la semilla ganen la competencia contra esos residentes y generen una asociación mutualista eficiente. El fracaso en esa disputa conducirá a la formación de nódulos inefectivos y la pérdida del potencial productivo del cultivo.

Alfalfa
Alfalfa

La siembra de fabáceas en lotes donde los rizobios de la rizósfera son parásitos es riesgosa, pudiendo hacer fracasar el objetivo de la presencia de especies noduladas por las bacterias específicas eficientes. Cuando se puede evitar por existir otras opciones forrajeras adecuadas, otras rotaciones u otros potreros, vale la pena valorar la necesidad de hacerlo. Si de cualquier manera se decide la siembra, el número de bacterias que llega a la rizósfera es determinante en el resultado de la implantación, por lo que todo lo que pueda hacerse para aumentarlo es fundamental: semilla pildorada con los mejores variantes adaptadas a ese ambiente en la cantidad necesaria, siembra lo más rápido posible después de la incorporación de los microorganismos en líneas, sin mezclar con el fertilizante y en condiciones de temperatura y humedad que permitan una rápida emergencia.

En la actualidad, la mayoría de las semillas de leguminosas forrajeras, en el comercio vienen peleteadas con el agregado de las bacterias en su recubrimiento.