"Me fui de París a mitades de enero para empezar mi viaje en América latina, sola y por una duración indefinida.
Empecé con Buenos Aires, Iguazú, Uruguay y Brasil, antes de volar a Patagonia a finales de febrero. Mi plan era ir subiendo la región patagónica desde Ushuaia hasta Pucón en Chile, cruzando la frontera entre Argentina y Chile varias veces. Pero este plan se vio completamente arrasado por el coronavirus que se extendió al continente latino-americano!
Antes de que llegue el virus, tuve tiempo para descubrir algunos lugares increíbles de Patagonia: Ushuaia y Tierra del Fuego en Argentina, antes de cruzar a Chile para visitar Punta Arenas y Puerto Natales con el famoso Parque nacional Torres del Paine.
Una vez recuperada del trekking de cinco días, tomé un bus que conecta Puerto Natales y El Calafate para poder admirar el glaciar Perito Moreno. Dos días después, llegue en El Chaltén en un par de horas con otro bus. Me quedé una noche en el hostel Lo de Guille antes de caminar hasta el Cerro Torre. Pasé la noche siguiente en el camping Poincenot y me desperté muy temprano para disfrutar el amanecer admirando el Monte Fitz Roy.
Al regresar del monte, me quedé dos noches en el hostel Mermoz, y todo se aceleró: el virus seguía creciendo a escala mundial, ampliándose en Chile, y el gobierno argentino decretó medidas de aislamiento social: cuarentena total para toda Argentina hasta el 31 de marzo como mínimo.
La mayoría de los hosteles del pueblo cerraron. El dueño de Mermoz me recomendó quedarme en las cabañas Cerro Torre. Trasladé mis cosas en una cabaña individual, equipada con una cocinita y una televisión, muy cómoda para pasar la cuarentena.
El 20 de marzo, la policía sanitaria de El Chaltén me pidió que guardara una cuarentena total (o sea que no saliera de casa tampoco para ir de compras o a la farmacia), eso hasta el día 24, porque cruce la frontera entre Chile y Argentina el 10 de marzo, y Chile acabó de entrar a la lista de países considerados como de riesgo de transmisión del coronavirus.
Mi vecino de cabaña, el muy amable Juan, me ofreció su ayuda para comprarme lo que iba a necesitar durante cuatro días.
Y esto es el punto esencial del aislamiento que recordaré: la solidaridad y la benevolencia entre las personas bloqueadas en El Chaltén y por parte de los empleados de la municipalidad. Aprovecho el relato para agradecerles.
Considero que pasar la cuarentena en El Chaltén es una suerte: es un pueblo agradable en el medio de las montañas, el tiempo esta lindo, los habitantes son amables y nos sentimos en seguridad porque no hay ningún caso de coronavirus acá! No hay caso porque se respeta la cuarentena, todos los comercios cerraron a excepción de los supermercados, kioscos y farmacias, y se vigila con mucha precaución el acceso al pueblo: nadie entra o sale salvo los vehículos autorizados, que sólo pueden pasar una vez controlados y desinfectados.
En tiempos normales, corro mucho, entonces intente entrenarme por intervalos delante de la cabaña, pero la policía, que hace patrullas de control todo el día, me pidió que parara, todavía con simpatía y benevolencia. Tienen razón: "quedarse en casa" es la única forma para que el pueblo siga sin caso y que el virus no se propague. Entonces, me pasé el tiempo cocinando, leyendo, viendo series o películas en el móvil, o haciendo un poquito de deporte en casa, y finalmente los días no me parecen tan largos!
Ya no podía sostener quedarme en la cabaña, me salía demasiado caro. Así que pedí ayuda a la municipalidad para encontrar otro alojamiento, más asequible. Patricia y Claudio me ayudaron inmediatamente, llamando a varias personas del pueblo. Patricia me llevo a la casa de Lili, que tiene apartamentos muy limpios y cómodos.
Perfectamente instalada para pasar la cuarentena con calma, las dudas me invaden: me gustaría estar con familia en estos tiempos particulares, pero también sigo con las ganas de viajar, por lo menos dentro de la Argentina, porque abandonar mi proyecto de recorrer toda América latina sería una gran decepción. Y llegaron las nuevas noticias: la cuarentena se extendió hasta el 26 de abril. La municipalidad trabaja todos los días para atender a todas las personas bloqueadas para quienes se hace cada vez más difícil quedarse en El Chaltén, y para obtener un poco de flexibilización dentro del pueblo.
Estuve hablando con muchos Argentinos, Franceses, con el consulado de Francia en Santa Cruz y con mi embajada, y llegamos a la conclusión de que seguir viajando en los próximos meses no va a ser posible. Porque no podemos predecir la evolución del virus una vez que se acabe la cuarentena, tampoco las medidas que se tomarán para levantar la cuarentena en cada provincia y la fecha de apertura de las fronteras.
Entonces tomé la decisión de volver a casa. Pero no va a ser fácil. Primero tengo que llegar a Buenos Aires, pero no hay vuelos domésticos, ni autobuses, y son 2700 kilómetros… Además, no queda ningún vuelo a Francia, y los vuelos a Europa son cada vez es más raros. El consulado de Francia en Santa Cruz, representado por Fernanda Gonzales, hace todo lo que puede para llevar a las personas aisladas en provincia a Buenos Aires.
En estos tiempos de incertidumbre, una cosa es cierta: volveré a El Chaltén para disfrutar más, y con mucho gusto!
Audrey Chretien