Los Juegos Olímpicos de la Juventud parecen tener ya una estrella del público indiscutida: se trata de Delfina Pignatiello, la joven nadadora oriunda de San Isidro que con solo 18 años no solo es una de las mejores en su disciplina sino que moviliza a cientos de personas que se emocionan al verla.
Más de 200 metros de fila se acumulaba en la entrada del natatorio del Parque Roca mientras se disputaba una de sus pruebas, según contó La Nación. Cada vez que su imagen se transmitía en la pantalla que estaba sobre la pileta, el público estallaba. Muchos se ilusionaron con que ganaría al menos una medalla dorada, pero finalmente se hizo con dos medallas plateadas.
En ambas pruebas contó con una rival que se perfilaba como la favorita en la prueba, la húngara Ajna Kesely, que en el último Campeonato Europeo de mayores fue segunda. Delfina hizo un tiempo de 4m10s40/100, a poco más de tres segundos de Kesely (4m7s14/100 fue su registro), y la austríaca Marlene Kahler fue tercera con un tiempo de 4m12s48/100. Así, se repitió el podio de los 800 metros. La otra argentina, la cordobesa Delfina Dini, quedó octava con un tiempo de 4m19s25/100.
Las medallas y el cariño expresado por el público son una alegría para Delfina y su familia, que sufrió días difíciles: una semana antes de competir, la abuela materna de la nadadora, a quien la unía un enorme cariño, falleció. Al otro día, Pignatiello volvió a entrenarse a las 7 de la mañana con un solo objetivo: dar lo mejor de sí en Buenos Aires 2018.
Ni el dolor emocional de la pérdida, ni un dolor físico en el hombro del que se quejó durante la competencia, le impidieron sobrepasar ese objetivo: no solo ganó medallas, sino que se presenta como una candidata a convertirse en una crack de la natación en el futuro, y que sin dudas contará con el apoyo del público cuyo fanatismo ya supo forjar.