Cruella de Vil no afloja con los perritos. El otro día veía a Recalde dejar bien sentadas las bases de cómo hacer para bajarse del avión antes de que arranque en Medellín.
La frase que me llamó la atención fue “Conmigo no van a poder”.
¿Qué significa eso?
La ley va a poder con todo, porque para eso hay leyes, para que sean para todos por igual, porque es la correspondencia mansa que la sociedad puede darte como principal derecho.
Conmigo no van a poder… No lo querrás ver, no serás quien lo aplauda, pero sí la ley puede con todo.
La ley puede con ladrones, corruptos, soberbios, brutos, humildes y letrados. La ley es para todos por igual, la ley no se despierta ante una insinuación.
La ley estudia, recaba, sonsaca, y quiere que se lleve a cabo la verdad, que tal vez sea lo único mágico -pero relativo- que nos dejaron los griegos, todos vestiditos de blanco, y sin calzoncillo, debido a las altas temperaturas.
Que toda una asociación ilícita tenga la cúpula presa, y se escuche en los pasillos que “conmigo no van a poder”, es una provocación importante.
Me imagino la soledad y el hastío, no es un grupo de gente que se canta canciones que bancan el proyecto, en ese margen, en ese cuaderno, estás solo.
Como ante las peores cosas de tu vida, como ante la muerte, como ante la vida.
Yo creo que sería mejor utilizar la frase “mucho les costará”, es un poco más humilde, y se muestra más “posible”.
Hay en esta frase un atisbo de deseo, de fair play.
“Conmigo no van a poder” es algo así como decir “no haré pis nunca más”, “en mí no encontrarán poder”, “mi fuerza destructiva será mayor de lo que debe ser”.
“Soy una persona muy especial, estoy sobre la justicia, la justicia es para gente común y yo no pertenezco a los comunes”.
Perdone usted esta pequeña galería de la omnipedantería.
Pero como la ley es boba, y mientras vos tratás de explicar te llega una boleta a tu casa, hay que defenderla. Sino la ley la agarran cuatro malos, la doblan, la malean, y se la hacen un gorro con hojas de higuera.
La ley es la que reparte el dinero, en donde queda sentado el porqué de los gastos, los negocios horribles, malísimos, con Venezuela, la amistad carnal con países y comunidades en guerra constante.
Y mientras nosotros discutimos imbecilidades, el mundo te avisa del gran “Plop”.
Es todo mucho más chiquito que vos, Cruella. Ya no hay más dálmatas. Ojalá este gobierno comprenda profundamente la separación de poderes. Qué mal momento debés estar pasando.
¿Valió la pena?
Qué mala actuación, Dios, y algunos boludos hablan de una gran actriz. Un espantajo acorralado, que paga por salvoconductos.
¿Valió la pena? ¿Llegaste a sentir tenerlo todo?
Es como decir, enfermo ya, que uno fumó toda la vida porque quiso, y jactarse de ello.
Jóvenes, no vuelvan a dejarse usar, por nadie.
Besos,
Casero