Juan Pablo Díaz, Blas Alberti, Fabio Bramuglia y Rodrigo de la Serna están reunidos en círculo, de pie, frente a una mesa ratona y, cada uno con su guitarra en la mano, le dan rienda suelta a su pasión. El amplio salón del hotel céntrico, lleno de periodistas, amigos y asistentes de la banda, se rinde a sus pies en plena presentación del show que darán el lunes en el Teatro Astral.
Es el cuarteto de guitarras “bien pulentas”, como se definen, conocido como El Yotivenco, grupo con el que De la Serna deja volar su otra pasión en una fusión de folclore, tango y candombe. “Lo importante para nosotros es lo guitarrístico y ahora estamos en un momento de mucha madurez interpretativa y llegaremos al Astral con algo muy bien plantado. Va a ser una fiesta bien argentina, compañero”, explica el intérprete que defiende a estos géneros surgidos en esta parte del planeta a capa y espada.
¿Cómo será el show?
Lo preparamos con mucha pasión.
En realidad hace diez años que venimos preparándonos para esta chance, hace mucho que la remamos.
Vamos a pasar por un montón de estados y géneros, en un momento seremos 19 músicos arriba del escenario.
Es una tremenda oportunidad porque no es fácil conseguir este nivel de visibilidad en Argentina.
Sin embargo estamos ahí, con una música que es hermosa, que nos pertenece a todos y que merece tener un lugar en la calle Corrientes.
¿Qué significa para vos este recital?
Hay mucha alegría de llegar tan maduros y vitales a un momento de nuestra vida que, sin dudas, es... -se interrumpe-. Yo empecé a los 18 años y éste es uno de los momentos más importantes de mi vida artística, sin dudas. Es la síntesis de muchos años de trabajo e investigación, y compartirlo con amigos del alma me entusiasma. Habrá nervios y también alegría.
¿Cambia en algo que seas actor al momento de salir a tocar?
Es un momento sagrado, es un ritual en el que uno salta al vacío ante la mirada de mucha gente. Tiene que haber una comunión porque tu red de protección es la confianza mutua con tus compañeros y la experiencia.
Eso te da sostén para dar ese salto que es difícil. El actor me ayuda mucho y esa energía que uno pone para expresar un sentimiento en una obra a mí me sirve.
Dos meses de ensayos y el compromiso de desprenderse de todo lo que no sea El Yotivenco acordaron los cuatro músicos para dedicarle el máximo de concentración a un proyecto que no tiene techo. “Todos amamos la música, para todos es difícil, todos tenemos que conceder algo. Es un espacio que generamos con mucho esfuerzo, hacer que cuatro músicos coincidan es muy difí- cil y estamos súper compenetrados en esto, y no sabemos hasta dónde podría llegar, por ahí tenemos que dedicarle los próximos 20 años”, apunta “El Rubio” como le dicen sus compañeros que lo definen como un músico que “está a la altura de cualquier gran guitarrista de conservatorio”.
Es una banda con historia y larga trayectoria que tiene una gran oportunidad por delante pero que también vivió su etapa difícil cuando hace unos años decidieron separarse.
“Los divorcios a veces son difíciles, veníamos trabajando mucho, hubo desgaste, éramos pibes”, rememora Rodrigo. “No terminamos de la mejor manera pero el vínculo siguió, nos seguíamos viendo. Sabíamos qué era de la vida de los otros y siempre terminábamos tomando mate para hablar de cosas de la vida. Hasta que un día Fabio presentó un disco y nos invitó al resto y ahí dijimos: ‘Che, esto está sonando mejor que antes’. La amistad prevaleció y hoy estamos más limpios y maduros”.
Por Santiago Puddington