Este lunes, la Plaza de Mayo amaneció sin las rejas que la atravesaban. Ya la semana pasada el presidente electo Alberto Fernández había anticipado que el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta se había comprometido a quitarlas antes de su asunción.
Desde el domingo trabajó un equipo de operarios de la Ciudad, que para media mañana del lunes ya habían retirado todas las rejas de la plaza que el martes alojará un show de artistas y luego el clásico saludo de las autoridades electas, Alberto y Cristina Kirchner.
Fernández ya había anticipado que quería una plaza despejada para el día de su asunción, y en el último debate electoral prometió que lo haría. Tras una reunión con Rodríguez Larreta lo anticipó por Twitter y ahora efectivamente su deseo se hizo realidad.
"Alberto quiere mostrarse cerca de la gente, saludar, hablar al pueblo y entablar una cercanía al ciudadano común", dijo uno de los armadores del operativo a Infobae.
Con el estallido social que se dio por la crisis de 2001 aparecieron las primeras rejas en la Plaza de Mayo. Por entonces eran vallas policiales de dos metros de alto que se instalaron allí para "preservar la Casa Rosada de los disturbios y el vandalismo de manifestantes y, principalmente, para proteger la institucionalidad de la Sede de Gobierno".
La historia
A mediados de mayo de 2018, Rodríguez Larreta destinó más de 43 millones de pesos para instalar paneles fijos y algunos móviles alrededor de la plaza y reemplazar así las vallas móviles.
Y apenas se iniciaron aquellas obras, se destacó la polémica: es que la Plaza de Mayo tiene la categoría de "patrimonio histórico protegido" que establece que cualquier reforma debe aplicarse bajo los parámetros establecidos en el Código de Planeamiento Urbano.
Oficialmente se indicó que el objetivo de las obras era el de recuperar el diseño que le aplicó el reconocido paisajista Carlos Thays a la Plaza de Mayo a fines del siglo XIX. Para ello, además quitaron veredas y se amplió el espacio verde y se cambiaron baldosas.
Las principales críticas daban cuenta que el jefe de Gobierno porteño avanzó con esa decisión respetar los procedimientos ni lo expuesto en el Código, que impide cambios en el “ancho de las veredas, en las especies arbóreas, en el piso de mosaico calcáreo de 20x20 blanco” y cualquier otro trabajo que no se limite a la conservación de las instalaciones.
Pero el punto que generó mayor controversia fue la colocación de las rejas: las mismas cruzaban la Plaza desde las avenidas Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, por detrás de la Pirámide de Mayo. Desde el gobierno porteño rechazaron los cuestionamientos al señalar que se optó por un vallado con las "mismas características que el de la Casa Rosada".
La polémica llevó a la Justicia a través de una presentación que realizaron los representantes del Observatorio del Derecho a la Ciudad y el Observatorio de Patrimonio y Políticas Públicas y dirigentes de organismos de Derechos Humanos.
A partir de ese planteo, en enero de este año el juez de primera Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad N° 8, Osvaldo Otheguy, declaró "la ilegitimidad de la instalación de rejas" y otorgó un plazo de 90 días para que la Legislatura porteña apruebe una modificación que permita darle un marco normativo a los trabajos que por entonces ya se habían finalizado.
El tratamiento legislativo demandó algo más de tiempo y recién a principios de junio se aprobaron las reformas, que solamente contaron con los 33 votos de los legisladores del oficialismo y de las fuerzas aliadas.