La bahiense Sandra Coñoepan es enfermera del Hogar del Anciano Adelino Gutiérrez y desde hace más de 120 días, se encuentra viviendo en su trabajo para proteger a los más vulnerables de esta pandemia.
En una entrevista en Radio Nacional Bahía Blanca, la mujer explicó que ingresó en mayo a la residencia geriátrica de Sixto Laspiur al 1.800 y, por decisión de las autoridades, permanece confinada hasta la fecha junto con el resto de personal y los más de 120 abuelos.
"Desde el 20 de mayo estoy viviendo en mi trabajo. El 23 de marzo cuando se inició la cuarentena, la parte administrativa decidió cerrar sus puertas con un grupo de personas para poder trabajar adentro, y evitar el contacto con el exterior porque trabajamos con pacientes de alto riesgo", agregó.
Según Sandra, en primera instancia el personal se configuró con personas solteras, separadas o sin hijos (alrededor de 14-15 personas). Más tarde, ingresó ella con la segunda tanda de refuerzo.
"Estamos las 24 horas conviviendo. Todos los días la misma rutina. Tenemos nuestros días buenos y malos. Y en este momento ya estamos empezando a extrañar también a nuestros afectos porque yo a mi mamá no la veo desde marzo. Extraño a mis hijos, a mis nietos (...) ese beso, ese abrazo que uno necesita para poder seguir", relató.
Coñoepan valoró que no hubo ningún caso de COVID-19 en el establecimiento por el aislamiento.
Para sobrellevar el confinamiento, la trabajadora, que también es una fondista amateur, respondió que pudo aprovechar los más de 100 metros de terreno que tiene la residencia para desarrollar su pasión.
Sandra insistió en que la actividad física ayuda a distender a los adultos mayores. Muchos de ellos, sumidos en la angustia de tener que dar besos y abrazos "invisibles" a través de una cabina.
"Admiro la capacidad que tienen los abuelos para estar incentivados. Ellos están esperando el día para venir a hacer la actividad. Es más termino con ellos y me preguntan cuándo es la próxima clase", enfatizó.