Anoche, sorpresivamente, el presidente anunció la vuelta a un confinamiento casi total. Se dio el lujo de echarle la culpa al personal de salud, manifestando que “se habían relajado”, mostrando un total desconocimiento del tema. Nos parece una total falta de respeto y desconsideración al personal médico que de ninguna manera se “relajó”: el sistema de salud nunca paró y cuando mermaron los casos de COVID tuvieron que reanudar la atención a los pacientes con otras patologías, porque esas personas necesitan indispensablemente tratamiento y atención a sus afecciones. Justificándose solo con el aumento de casos, el gobierno decidió imponer medidas que están lejos de mejorar la situación: por un lado, se anunció la limitación de los horarios de comercio, perjudicándolos gravemente, especialmente a todo el sector gastronómico quienes, al tener que cerrar a las 19 horas van a tener nulas posibilidades de continuar con sus actividades, limitándoles la jornada laboral y por ende sus ingresos en una economía que pende de un hilo.
Por otro lado, y esta es la medida más insólita: a pesar de que el ministro de educación comunicó por todos los medios posibles que no se iban a suspender las clases presenciales, terminan por decretar la suspensión de las mismas. Los contagios en los establecimientos educativos no superan el 1%, entonces ¿cuál es la justificación razonable que los lleva a tomar esta medida? Los docentes -principalmente- los chicos y sus padres se pusieron al hombro el sistema educativo, haciéndolo funcionar a pulmón. Ahora están obligados a volver a la virtualidad, con todo lo que está conlleva: Sabemos por estadísticas oficiales (INDEC) que la brecha digital es muy grande y que el 58% de los chicos y chicas argentinos son pobres. En el 2020 el 50% de los chicos y chicas en edad escolar, quedaron excluidos del sistema educativo por no contar con las herramientas necesarias para continuar con sus estudios. No podemos permitirnos que esto vuelva a suceder, la educación es esencial para nuestros niñas, niños y adolescentes, no sólo por el aprendizaje, sino por su salud psíquica, física y emocional.
Por último, y aún más impactante: el sr. Fernández comunicó a todos los argentinos que se va a servir de las Fuerzas Armadas para hacer cumplir sus decisiones. Recordemos que el año pasado el gobierno tomó la misma medida y luego, comenzaron a producirse casos de desaparición forzada, como el de Luis Espinosa, con justificación en que “la víctima no estaba cumpliendo con las medidas de ASPO”. Creemos que militarizar e imponer medidas irrazonables no son la salida a esta grave crisis. Los argentinos necesitamos un gobierno con un plan claro, que realice más testeos, que compre más vacunas y que inicie un verdadero plan de emergencia para sostener la economía.