Arroyito: el Padre Gabriel Camusso será trasladado a la Parroquia de Morteros

El Presbítero Sergio Fernández Nieri llegaría en su lugar. El Padre Marcelo Cereda tendrá destino en Altos de Chipión.

Arroyito: el Padre Gabriel Camusso será trasladado a la Parroquia de Morteros
Padre Gabriel Camusso Arroyito

Durante la jornada del martes, desde la Diócesis de San Francisco emitieron el informe donde se dieron a conocer los cambios en las diferentes parroquias que la integran y el destino que tendrán los presbíteros y curas que hoy están el frente de cada una.

Padre Marcelo Cereda Arroyito
Padre Marcelo Cereda Arroyito

En el caso de Arroyito, el Presbítero Gabriel Camusso al frente de la Parroquia de Arroyito estará al frente de Nuestra Sra. de la Asunción de la localidad de Morteros. El Presbítero Marcelo Cereda que está en Arroyito junto al Camusso, será párroco solidario junto al Pbro. Daniel Hidalgo de San Eduardo Rey en la localidad de Altos de Chipión.

Padre Sergio Fernández Nieri Arroyito
Padre Sergio Fernández Nieri Arroyito

Respecto a las nuevas designaciones para Arroyito, el Presbítero Sergio Fernández Nieri será el nuevo Párroco de Ntra. Sra. de la Merced y el Presbítero José María Linares asumirá como el Vicario Parroquial de Ntra. Sra. de la Merced.

Por otra parte el Padre Gabriel Camusso ha sido designado como vicepresidente de CARITAS Diocesana, todos movimientos que ha dispuesto el Obispo Sergio Buenanueva, quién en la carta enviada a los diferentes referentes agregó “para un obispo o un presbítero, un nuevo destino pastoral es más que un hecho pragmático: es una experiencia hondamente espiritual que vuelve a ponernos delante del Señor que pronuncia nuestro nombre, nos llama “con amor de hermano” y nos dice, como a Pedro: “¿Me amas? Apacienta mi rebaño. Sígueme.”.

Padre Marcelo Cereda, Obispo Sergio Buenanueva, Padre Gabriel Camusso y Padre Osvaldo Vidotto (F)
Padre Marcelo Cereda, Obispo Sergio Buenanueva, Padre Gabriel Camusso y Padre Osvaldo Vidotto (F)

“Sé que, para algunos, este momento resulta difícil. Un cura echa raíces, se hace pueblo, se deja transformar por la comunidad que pastorea. Cuando llega el momento de cambio, esa vida compartida parte el corazón, despierta sentimientos encontrados y legítimas preguntas. Me animo a decirles que, en esa experiencia de llamada y despojo, el Señor nos hace vivir su Hora de Pascua”.