El juez Edson Fachin, de la Corte Suprema de Brasil, anuló este lunes todas las condenas contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción y ordenó comenzar nuevamente la investigación en otros fueros debido a la supuesta parcialidad de la Fiscalía y el exjuez y exministro Sergio Moro.
Fachin tomó esta decisión al hacer lugar a un habeas corpus impuesto por la defensa del expresidente Lula en el marco de las causas impulsadas por la cuestionada Operación Lava Jato.
La decisión de Fachin, un juez conocido por haber estado alineado a las denuncias y casos impulsados por la Operación Lava Jato, se produjo luego del escándalo generado por la filtración de mensajes que desnudaron lo que Lula y el PT siempre denunciaron: el trabajo conjunto y secreto de los fiscales y el entonces juez Moro para condenar al exmandatario antes de que pudiera competir en las últimas elecciones presidenciales.
Fachin señaló que el tribunal que juzgó al expresidente no era competente por lo que quedan anuladas por una cuestión procesal las condenas correspondientes a los casos del Instituto Lula, el tríplex en Guarujá (San Pablo) y el caso Atibaia.
Ahora deberá ser juzgado nuevamente por esas causas en el ámbito de la justicia federal de Brasilia. En tanto, recupera el derecho de presentarse a la elección presidencial de 2022.
“Siempre estuvimos del lado correcto, contra el lawfare. La decisión está en sintonía con todo lo que decimos hace cinco años. Pero la decisión no repara los daños irremediables causados por Moro y los fiscales al expresidente Lula, al sistema de justicia y al país”, afirmó el abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins.
Lula pasó 580 días preso en la ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná. Tras ser detenido en medio de un operativo que fue transmitido en el mundo entero, tuvo que bajar definitivamente su candidatura.
El exjuez Moro más tarde se convirtió en el primer ministro de Justicia del presidente que ganó en esas elecciones, el actual mandatario Jair Bolsonaro.
Es indudable que la anulación de dos condenas y otra tercera causa abierta beneficia a Lula, quien solo ayer fue confirmado como el favorito por una encuesta para las elecciones presidenciales del año próximo con una intención de voto del 50% frente a un 38% del presidente Jair Bolsonaro.
Lula fue condenado a 8 años y 10 meses de prisión por presuntamente haber recibido un inmueble en la playa de Guarujá como soborno de la constructora OAS a cambio de favores políticos.
Esta condena había sido confirmada por la cámara de Porto Alegre y el Superior Tribunal de Justicia, tercera instancia, y estaba en apelación ante el Supremo Tribunal Federal, la corte constitucional.
Además, había sido condenado por la jueza sustituta de Moro, Gabriela Hardt, a 12 años y 11 meses de prisión por corrupción y lavado de dinero por reformas realizadas por las constructoras Odebrecht y OAS en una casaquinta en Atibaia, estado de San Pablo, que era propiedad de un amigo.
Finalmente, estaba procesado en una causa sobre donaciones al Instituto Lula, entidad no gubernamental fundada por el exsindicalista y exmandatario.