Trabajar cuatro días por semana para disminuir el desempleo: la posibilidad de reducir la semana laboral de 40 a 32 horas se debate en España, ante la gravedad de la crisis desencadenada por la pandemia del coronavirus.
La iniciativa es promovida por el partido de izquierda radical “Podemos”, socio minoritario del ejecutivo de coalición formado en enero bajo la presidencia del socialista Pedro Sánchez, y ya genera polémica.
El vicepresidente y líder de “Podemos”, Pablo Iglesias, aseguró a principios de diciembre que el Ministerio de Trabajo va a “explorar la reducción del tiempo de trabajo, una medida que podría favorecer la creación de empleo”.
Por su parte, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también del partido “Podemos”, comentó al respecto: “El tiempo de trabajo exige una nueva concepción, que atraviese de forma transversal, como ya estamos intentando hacer, leyes y usos laborales”.
El debate ya está en marcha en otros países. En Nueva Zelanda, la filial local de la multinacional Unilever experimentará la semana de cuatro días sin reducir los salarios de sus empleados. En Alemania, el potente sindicato IG Metall lanzó la idea en agosto.
Pero la propuesta de “Podemos” chocó rápidamente con la reticencia del partido socialista de Pedro Sánchez, al frente de un país que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), terminará el año con una caída del 12,8% del Producto Bruto Interno (PBI), la mayor baja entre las economías occidentales.
“No debemos desconcentrarnos de lo que ahora nos ocupa prioritariamente, que es volver a las tasas de crecimiento que teníamos al principio de la pandemia”, señaló la portavoz de Gobierno, María Jesús Montero.
“No me parece que España sea un país que, con los niveles de competitividad y productividad que tiene, deba dar prioridad a este asunto. No creo que tengamos margen para eso”, coincidió el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
Sin embargo, la Unión General de Trabajadores (UGT), históricamente cercano a los socialistas, se posiciona, desde hace tiempo, en favor de la semana de cuatro días laborales. El sindicato propone dedicar el quinto a la formación profesional. “Con eso vamos a ganar en competitividad, en calidad de vida y en empleo”, aseguró su secretario general, Pepe Álvarez.
Comisiones Obreras, también se muestra a favor de la propuesta, pero prefiere concentrarse, por el momento, en los temas que el sindicato le reclama al Gobierno y a patronales: aumentar el salario mínimo y reformar la regulación laboral.
Estas cuestiones también generan múltiples discordias en el ejecutivo, con los socialistas reticentes a grandes reformas hasta que la economía no vuelva a levantar el vuelo, y “Podemos”, que trata de empujar al máximo su agenda social.
La idea de reducir la semana laboral tampoco les cayó bien a los empresarios. El gobernador del Banco de España advirtió que una medida de esta talla “exigiría un análisis muy riguroso”. “Si uno trabaja cuatro días en vez de cinco, ¿qué pasa con su sueldo?”, reflexionó Pablo Hernández de Cos, y señaló que el verdadero impacto de la reducción del tiempo de trabajo sobre el empleo “depende crucialmente de qué pasa con los costos laborales”.
De hecho, la misma ministra de Trabajo, Díaz, reconoció que la propuesta formulada era “rígida” y que “no sirve para algunos sectores”. “La clave es avanzar en medidas de flexibilidad internas en la dirección de la empresa, sobre todo, para adaptar la jornada del trabajador”, añadió.