El papa Francisco se entrevistó el domingo por la noche en Erbil, en el Kurdistán iraquí, con el padre de Alan Kurdi, el niño sirio que se ahogó en el mar Egeo, convertido en símbolo trágico de la crisis de los refugiados en 2015.
Las fotografías del cuerpo del niño de tres años que apareció en una playa turca provocó conmoción y toma de conciencia sobre los refugiados de la guerra en Siria.
“El papa se entrevistó largamente con Abdula Kurdi”, quien vive ahora en el Kurdistán iraqui, “y pudo escuchar el dolor de un padre que perdió a su familia”, indicó un comunicado del Vaticano, cuando el pontífice ha hecho del recibimiento de refugiados uno de sus mayores temas del pontificado.
Alan Kurdi murió ahogado con su hermano mayor Galip y su madre Rehanna cuando su embarcación neumática naufragó en el Egeo. La familia originaria de Kobané, norte de Siria, quería dirigirse a Canadá.
El papa Francisco concluyó el domingo su visita a Irak, la primera de un papa en la historia del país, con una misa en un estadio de Erbil.
Desde el viernes ha estado en Bagdad, Mosul o Qaraqosh en el norte, zona martirizada por los yihadistas, y abogó por una de las antiguas comunidades cristianas dispersas en el mundo ante el ayatola Ali Sistani, referencia religiosa de la mayoría de los musulmanes chiitas.
En uno de sus discursos, el papa Francisco llamó a la “paz” en Oriente Medio y “en particular en la martirizada Siria” donde la guerra comenzada hace diez años ha causado más de 387.000 muertos.