Los principales diarios de Argentina se centran hoy en el armado de las estrategias de campaña de las fuerzas políticas. Analizan escenarios, opciones y alianzas, centrados en la decisión de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta de finalmente no desdoblar sus comicios e ir a las urnas de la mano de Mauricio Macri.
"El no de Cristina Kirchner, el único cisne negro de Macri", se titula la columna de Joaquín Morales Solá en La Nación. Para él, la suba en la imagen positiva de la ex presidenta (a la que cuestiona diciendo "no hay ninguna encuesta seria que coloque a Cristina en lugar de ganadora en las elecciones presidenciales") es "un factor imprescindible" en la estrategia electoral de Cambiemos.
"Cualquier otro candidato del peronismo, sin los achaques político de la ex mandataria, podría convertirse en un rival con posibilidades de ganarle al presidente. Ese candidato no está todavía. De hecho, no hay después de Cristina ningún político opositor en condiciones de desequilibrar las elecciones. Ni Massa ni Roberto Lavagna ni Juan Manuel Urtubey podrían modificar el paisaje electoral con solo decir presente. Pero serían competidores mucho más peligrosos para Macri si Cristina no estuviera. Mientras sobrevivan macri y Cristina, el escenario que predominará será el de la extrema polarización entre ellos", escribe Morales Solá.
En Clarín, Eduardo Van Der Kooy escribe "El ánimo de Macri" y dibuja de entrada una imagen: "¿Imaginarías mi reelección en Buenos Aires con un gobierno kirchnerista o peronista en la Nación?" El interrogante fue formulado por María Eugenia Vidal a este periodista", arranca diciendo. Sostiene, a lo largo de su columna, que la definición del no desdoblamiento en Buenos Aires le sacó un gran peso de encima al presidente, que está "transitando un verano algo destemplado por la infinidad de enigmas que cubren el horizonte".
Entre los “enigmas” que para Van Der Kooy acechan a Macri está, en primer lugar, su posición en el conflicto venezolano, pero también la estabilidad financiera y la pérdida de empleos registrados.
"Peña, antes de salir de vacaciones, se encargó de proporcionar estimulantes al Presidente. Las encuestas poseen para el macrismo el efecto de los anabólicos en los deportistas de alta competencia. Dos trabajos, de Poliarquía e Isonomía, certificaron que en el peor trance de la crisis Cambiemos todavía reuniría un 35% de intención de voto. El jefe de Gabinete repite que eso significaría estar, tal vez, en las puertas de una victoria en la primera vuelta. A sólo cinco puntos", dice la columna de Clarín.
En Perfil, Nelson Castro escribe "Candidatos en danza" y asegura que la decisión de Vidal no fue tal cosa y se mete en el entramado íntimo de Cambiemos y sus pasillos. "Fue una decisión que Vidal tomó contra su voluntad. Ella quería discutirlo con el argumento que le dan los números. Ella mide más que Macri. No hubo posibilidad. El Presidente y Marcos Peña –y Jaime Duran Barba también– se oponían firmemente a considerar esta opción".
Y sigue: "Es obvio que la gobernadora no quedó feliz ni con las formas ni con la resolución de esta delicada cuestión. Y no lo está porque, como tema de fondo, esto complica sus chances electorales. Y no lo está, además, por lo que significan las formas que, muchas veces, son tan importantes como el fondo".
"La gobernadora ha experimentado lo desagradable que es –aún para los oficialistas– tener que "discutir" con Marcos Peña. Vidal tiene un contacto con la realidad del que carece Peña y, por consecuencia, dista de compartir un optimismo proselitista nacido al calor de encuestas de las que muchos oficialistas descreen. La realidad es que el jefe de Gabinete ha recuperado la centralidad del poder. No ha sido por mérito propio –su gestión es de escaso mérito– sino producto de las circunstancias. Como ya se ha dicho aquí, el fuerte suyo no es la gestión sino la elección".